Ocotlán, Jalisco
El arranque de la economía mexicana en 2021 estuvo marcado por la pandemia y el recrudecimiento de casos de Covid-19, así como el intento de recuperación de la contracción económica más importante en el último siglo. En el mes de enero la economía tuvo una caída de 4.4 por ciento, según los datos del Indicador Oportuno de Actividad Económica del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Tras siete meses de recuperación de la actividad económica, el mes de enero sufrió el golpe del aumento de casos de Covid-19, de los semáforos rojos y del confinamiento.
Los datos del Inegi dan cuenta de que los sectores más afectados fueron el comercio y los servicios debido a las condiciones del confinamiento. Esta es una referencia clara de cómo se comportan los sectores en función de la crisis sanitaria: con el aumento de casos, el impacto trasciende la salud y se resienten las actividades productivas, sobre todo las relacionadas con el comercio, los servicios y el turismo. Esto a su vez golpea al empleo y a las personas que ven perdidas o reducidas sus posibilidades de generar ingresos. Así estamos por cumplir un año en el filo de la doble crisis: con la pandemia que se ha llevado miles de vidas y con la contracción económica que se ha llevado empleos, ingresos y oportunidades.
Luego de la caída de 8.5 por ciento en la economía en 2020, la expectativa de que la recuperación en 2021 sea de 3.6 por ciento está matizada por los resultados que se tengan con la vacunación y con las medidas para disminuir los casos de Covid-19, así como por la fuerza que se tenga en los motores que impulsan el crecimiento de la economía. Igualmente, la dependencia de la economía estadounidense, que este año pronostica un repunte superior al 5 por ciento, jugará un papel importante y favorecerá la recuperación mexicana.
Sin embargo, la cuestión de fondo tiene que ver con la calidad de la recuperación que se tenga y con la distribución de los ingresos que se logren a partir de las actividades: si la reactivación viene de la mano de grandes indicadores, de las exportaciones, de la dependencia o del crecimiento inercial luego de una crisis, entonces es probable que los menos favorecidos no noten la diferencia. Pero si la recuperación viene de la mano de actividades más distributivas como el comercio, el turismo, los servicios, las microempresas y los pequeños emprendimientos, entonces seguramente se notará un cierto alivio porque los ingresos oxigenarán a los que más lo necesitan. Ahí es donde hay que poner énfasis, en el apoyo a los sectores que más lo requieren.
El indicador más importante para saber cómo se comportará la economía en 2021 es la salud: en la medida en que avance el proceso de vacunación, se disminuyan los casos y se puedan recuperar las condiciones de seguridad para trabajar y la confianza, entonces se podrá pensar en una proyección más estable. De lo contrario, la situación nos recordará mucho al mes de enero, cuando una crisis complica a la otra, cuando los efectos de la salud se notan en otros campos como el comercio, el empleo y los ingresos.
Por Héctor Farina Ojeda