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(EFE).- La canciones de la "revolución", los tambores, los disparos y los claxon de cientos de coches han vuelto a resonar en el centro de Trípoli, para celebrar la muerte de Muamar el Gadafi, mientras que los curiosos se acercan a mirar su cadáver. "Bye, bye Gadafi", dice en inglés un ciudadano libio que espera turno para comprar una nube de azúcar en la plaza de los Mártires, a las puertas de la ciudad vieja y que tras la caída de la capital en manos de los rebeldes, tarde tras tarde se convierte en una feria permanente.