A 15 años de la muerte de Miguel Ángel, la estela de muerte se impone en el Río Santiago
Río Santiago. Foto: Roció L.




Guadalajara, Jalisco. 

Este 2023 Miguel Ángel López Rocha tendría 23 años, y el 13 de febrero del 2008 murió luego de luchar por su vida, tenía ocho años y vivía en el fraccionamiento de la Azucena, municipio de El Salto.

19 días antes estaba jugando en la orilla de las aguas contaminadas del Río Santiago y cayó al río tragando una buena cantidad de agua, se lo llevaron al Hospital General de Occidente, en donde el entonces director del Zoquipan, Enrique Rábago Solorio, confirmó que la muerte del niño fue por intoxicación por arsénico y el director del entonces SEMEFO, Mario Rivas Souza, lo confirmó al encontrar sustancias tóxicas dentro de su organismo.

El agua del Río Santiago es mortal, sin embargo, administraciones van y vienen y no pasa nada, ni es saneado, ni mejoran las condiciones de vida de sus habitantes, incluso están peor, lejos de frenar los desarrollos inmobiliarios, estos siguen creciendo. Sumándose más personas viviendo al margen de este veneno, advierte un integrante de la Agrupación Un Salto de Vida, Alan Carmona:

"Sí, esa es una lucha que hemos intentado llevar para frenar el crecimiento inmobiliario de esta zona, pues no solamente por los intereses que existen de las inmobiliarias y de los partidos asociados a ellas, sino también porque es un crecimiento urbano de alto riesgo, alto riesgo por inundaciones, las pendientes por construir en los cerros pero sobre todo por la exposición a sustancias tóxicas provenientes de la zona industrial".

El crecimiento de la Azucena en el Salto, no fue frenado, sino que la inmobiliaria levantó, con escombro y tierra de otras construcciones, una montaña para evitar que en tiempos de lluvia se desborde el río que pasa a menos de 20 metros de distancia de algunas casas que en años pasados habían sufrido inundaciones.

La carencia de servicios desde que vivía Miguel Ángel López Rocha continúa e incluso ha empeorado, siguen las calles de terracería, casas destruidas, abandonadas, basura por doquier, niños jugando entre tierra, perros enfermos y el nauseabundo olor del río.

La falta de agua siempre ha sido un problema y con la nueva colonia de Las Lilas ha empeorado todavía más:

"Sobre todo lo que es la zona de las Lilas, Lilas uno y dos, lo que es la Azucena, pero cada vez está abandonado y lo que es ocupado para distintos fines, lo que nos perjudica a la población en términos de seguridad, es algo que vemos como se asocia la contaminación en la degradación del ecosistema y la depreciación de las casas y, por lo tanto, su abandono y ocupación para otros fines".

En 15 años, desde que ocurrió la tragedia, los fraccionamientos han seguido creciendo, ahora son Las Lilas primera y segunda sección, son casas llamadas huevito con pocos metros cuadrados y de mala calidad, las que tienen decenas de familias que respiran y conviven con el río contaminado y las autoridades brillan por su ausencia.

Pero eso no es todo, incluso esos terrenos de las Lilas y la Azucena fungieron muchos años como basureros industriales y jamás fueron saneados antes de su construcción.

En el 2008, el entonces secretario de Salud, Alfonso Gutiérrez Carranza, negó rotundamente que el niño Miguel Ángel López Rocha muriera por la contaminación de las aguas del río, incluso fue más allá, dijo que los niveles de metales pesados del río "estaban dentro de norma" y prometió realizar un estudio.

A pesar de que anunció que habría recursos y logística para realizarlo, nunca informó los resultados del mismo, incluso el Congreso contempló la posibilidad de acudir a la Ley de Transparencia ante la negativa de Gutiérrez Carranza de dar información sobre la situación epidemiológica en el Río Santiago, a su paso por El Salto y Juanacatlán.

Sin embargo, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, a petición de la Comisión Estatal del Agua, realizó el estudio en 2010, pero los resultados fueron archivados por el gobierno del estado durante diez años, el cual salió a la luz cuando fue compartido al público por una persona integrante del equipo técnico que lo realizó.

El estudio en el que se establecieron indicadores de exposición ambiental y daños a la salud en la población infantil, se analizaron a 330 niños de entre 6 y 12 años, de seis poblaciones cercanas al río, se tomaron muestras y los resultados arrojaron que más del 40 por ciento de ellos tenían padecimientos relacionados con enfermedades graves como cáncer, daño neurológico, en los riñones, así como alteraciones hematológicas de gravedad.

Vecinos de estos fraccionamientos y grupos ambientalistas exigieron la construcción de un hospital, sobre todo de padecimientos renales, de la piel, gastrointestinales, ya que en la zona suman 2 mil 374 personas que han muerto durante ese tiempo por enfermedades crónicas atribuibles a la contaminación.

Alan de Un Salto de Vida advirtió que la depredación del cártel inmobiliario y de las industrias contaminantes en la cuenca no para y sigue poniendo en riesgo a la población, ahora van por el Bosque de Juanacatlán:

"Son más de 5 mil hectáreas de roble y encino y que los proyectos que hay sobre él, además del agave y aguacate, también quieren construir cabañas, es decir, privatizar el bosque, no solo parcelarlo, sino lotificarlo para hacer un nuevo Mazamitla quieren aquí, pero estamos en defensa de ello con la población de Juanacatlán, el consejo indígena y eso es lo que nos da la esperanza de vivir aquí en condiciones dignas".

En conclusión, a 15 años de la tragedia en la que perdió la vida, Miguel Ángel López Rocha, la contaminación y depredación de toda la cuenca continúa, nada ha cambiado, incluso ha empeorado,.

A pesar del cambio de partidos, tanto en el gobierno federal, del estado, y municipal, nadie hace nada, prometen, se toman la foto, pero no pasa nada, ni han logrado sanear las contaminadas aguas del Río Santiago, ni se ha frenado ni castigado a las industrias que no cumplen y contaminan; el cártel inmobiliario no para, los pobladores de la cuenca siguen siendo ignorados en sus enfermedades, mueren solos y abandonados por los gobiernos.