Urge cambiar el paradigma para la vivienda social en Tlajomulco




Guadalajara, Jalisco.

El desastre urbano de Tlajomulco, propiciado por un acelerado crecimiento en más de un centenar de fraccionamientos que multiplicaron por cinco la población que tenía el municipio en 1995, debe ser el acicate para alcanzar un modelo de reintegración urbana no a partir de la economía de las desarrolladoras, sino de los intereses de sus propios habitantes, advierte el urbanista Bernd Pfannenstein, asesor del proyecto de gestión urbana integral en 17 fraccionamientos de interés social de la demarcación.

El investigador pone en relieve que las administraciones municipales de Tlajomulco pueden convertirse en referente nacional si de verdad asumen un compromiso fuerte para revertir las tendencias distópicas que se han desencadenado en conglomerados de ciudades dormitorio; donde decenas de miles de personas viven entre servicios precarios, sobre todo escasez de agua, a grandes distancias de sus centros de trabajo y estudio, y en medio de ambientes de inseguridad creciente. Y destaca, además, que el Instituto de Planeación Metropolitana no tiene una estrategia para la vivienda de interés social.

Advierte Pfannenstein que uno de los aspectos más inquietantes del deterioro de la calidad de vida en los grandes fraccionamientos para personas asalariadas de clase media baja y baja, es el abandono gradual de vivienda: significa que no es nada más ser propietario, si la vida laboral o social es asfixiada por el aislamiento y la violencia.

Tlajomulco está en proceso de cambio político. Se espera que este nuevo esfuerzo de racionalizar su integración a la ciudad no sea nuevamente frustrado por la falta de voluntad de los gobiernos municipales.


Agustín Bernardo Del Castillo Sandoval