Washington, Estados Unidos.
Las amenazas blandidas desde hace meses se concretarán este sábado porque no hay "nada" que estos países puedan hacer para impedirlo, confirmó el republicano el viernes, víspera de la fecha fatídica: el 1 de febrero.
Los aranceles, la cuarta palabra favorita del magnate, según él, se han convertido en un arma de la Casa Blanca en el comienzo de su segundo mandato.
Trump se propone gravar con un 25% los productos de México y Canadá por considerar que no actúan con firmeza contra el tráfico de fentanilo, un opioide sintético que causa estragos en el país, ni contra la inmigración ilegal.
A China, la segunda economía más grande del mundo, le reprocha que permita exportar los principios activos del fentanilo a países como México donde, según Washington, los cárteles del narcotráfico fabrican el opioide que hacen llegar a Estados Unidos.
El viernes, Trump afirmó que algunos gravámenes pueden entrar en vigor "alrededor del 18 de febrero".
Prevé imponer "imponer aranceles a los microchips (...) al petróleo y al gas" y "muchos" al acero. Y en el futuro tampoco se salvarán los productos farmacéuticos y el cobre.
Pero baraja "limitarlos al 10%" sobre el petróleo canadiense, que representa el 60% de las importaciones estadounidenses en este sector.
Estados Unidos tiene "grandes déficits" con los tres países. Pero imponerles aranceles generalizados conlleva riesgos para Trump, quien ganó las elecciones de noviembre gracias, en parte, al descontento de la opinión pública con los precios.
Una subida de los precios de las importación probablemente "desalentaría el gasto de los consumidores y la inversión empresarial", opina Gregory Daco, economista jefe de EY.
Daco calcula que la inflación aumentará 0,7 puntos porcentuales en el primer trimestre de este año debido a los aranceles, antes de disminuir gradualmente.
"El aumento de la incertidumbre en la política comercial aumentará la volatilidad del mercado financiero y presionará al sector privado, a pesar de la retórica proempresarial de la administración", dijo.
El gobierno mexicano considera que los consumidores estadounidenses serán los más perjudicados.
"Los precios van a ser más altos, es decir, les van a subir el precio 25% de todos esos productos", declaró a periodistas el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.
"Va a haber menor disponibilidad de productos" y "problemas en las cadenas de suministro" en la región de América del Norte, presagió. Y puso como ejemplo algunos productos como las computadoras, automóviles y pantallas digitales.
Pero los simpatizantes de Trump no temen que se dispare la inflación. Algunos incluso apuestan a que la intención de Trump de bajar los impuestos y desregularizar podrían ayudar a impulsar el crecimiento económico.
Plan A, B y C
Los demócratas critican los planes de Trump.
"Me preocupa que estos nuevos aranceles aumenten aún más los costos para los consumidores estadounidenses", declaró el viernes el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer.
México y Canadá han intentado parar el golpe, pero al mismo tiempo prepararon medidas para contraatacar si fuera necesario.
"Tenemos plan A, plan B, plan C", afirmó la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum.
El primer ministro canadiense dimisionario, Justin Trudeau, prometió "una respuesta inmediata".
México y Canadá están teóricamente protegidos por el acuerdo de libre comercio T-MEC firmado durante el primer mandato del republicano y que debe renegociarse en 2026.
- De modo que tanto los países como las empresas afectadas podrían emprender acciones legales en virtud de los procedimientos de solución de diferencias previstos en el tratado.
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