Guadalajara, Jalisco.
El Mercado Corona ya luce un renovado arco de cantera, que fue removido por personal del ayuntamiento tapatío bajo la asesoría del Instituto Nacional de Antropología e Historia, delegación Jalisco, para restaurarlo después del incendio de 2014 por el que todo el mercado tradicional se transformó en una plaza comercial.
Costó 1.9 millones de pesos el tratamiento de la cantera y la nueva colocación del arco y su balaustrada que fueron separadas y resguardadas las piezas en una bodega de cantera ubicada en Zapopan y otra parte estuvo en el Museo de la Ciudad. Ahora, aparentemente, ya todo regresó a la normalidad aunque, desde luego, el paisaje por la remodelación del mercado luce diferente.
El protocolo del ayuntamiento de Guadalajara para la culminación de obras fue corto, sin mayor creatividad. El presidente interino, Enrique Ibarra, terminó haciendo un recorrido por el mercado, pero en la calle la gente seguía mirando el arco y haciéndose preguntas como si lo movieron de donde estaba originalmente, si tiene piezas nuevas, y hasta turistas aseguraban que eso no era un arco.
Lo que sí es que mientras duró la presencia de las autoridades municipales, la tensión y el roce por mantener todo "bajo control", provocaron que dos policías de primer contacto mantuvieran al margen a un hombre que llegó al borde del arco y se sentó.
Frente al arco que en realidad era la entrada principal al mercado, quedó una estatua del Amo Torres, no a Ramón Corona, por quien lleva el nombre el edificio.
Detrás, los locatarios habían dibujado algunas piezas a color en un muro principal, que hacían alusión a lo que se come, se vende y se busca en el Mercado Corona: brujería, tacos, lonches, pollo, vegetales, hierberías y menudo. La tarde del martes todavía lucía la decoración en el muro pero la mañana del evento con el presidente, tal pared había sido blanqueada tan solo con una mano de pintura, como borrando la iniciativa, pero a medias.