Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco.
“Publicidad engañosa”, alegan los moradores del fraccionamiento Silos o Los Silos, enclavado sobre la carretera a Chapala, en Tlajomulco de Zúñiga, como el “imán” que los sedujo para llegar a habitar esta aventura distópica que ahora es un enorme conglomerado de más de 10 mil almas, 833 casas abandonadas, delincuencia “a horas y deshoras”, aislamiento del transporte y calles destruidas.
El gran asentamiento humano busca, de la mano del proyecto de gestión integral de fraccionamientos de interés social que dirige el urbanista Bernd Pfannestein, la oportunidad de un rescate urbano, urgencia que marca la agenda cotidiana de sus moradores, señaló la compradora Adriana Arriaga.
Posiblemente el más emblemático caso de fracaso urbano y social de los 17 que se han incluido en la etapa piloto del proyecto, Silos incluso recibió premios de arquitectura, pero el traslado a la realidad del proyecto, quedó lejos de lo planteado.
Los habitantes que permanecen, pretenden sumarse para dar la batalla por un conglomerado que se inserte urbanísticamente a la ciudad, lo que significa combatir sus grandes males cotidianos.
Para Gabriel Navarro Vargas, esto será posible siempre que permanezca la voluntad política del Gobierno de Tlajomulco, que está a punto de cambiar de administración. Él está por pagar su casa, y dice que no le queda de otra que pelear porque se cumplan las promesas, a diferencia de cientos que han salido.
Las encuestas del proyecto de gestión integral revelan que la mayor preocupación es la inseguridad, y le sigue la falta de agua. El Ayuntamiento de Tlajomulco nunca recibió formalmente el fraccionamiento. Pero a los vecinos, los dueños nunca les dieron una explicación, solo dejaron las promesas convertidas en pesadilla.