Herzogenaurach, Alemania.
Puma es el eterno número dos entre las grandes marcas alemanas de artículos deportivos. Sin embargo, 75 años después de su fundación, la empresa del gran felino logró emanciparse y, tras registrar varias fluctuaciones en el pasado, se encuentra ahora mejor que nunca.
En la pequeña localidad alemana de Herzogenaurach, llegó a ser casi una religión que la gente realizara una elección trascendental y de por vida: Puma o Adidas.
La rivalidad entre los hermanos zapateros Rudolf y Adolf "Adi" Dassler, de la región de Franconia, marcó a generaciones enteras de atletas y acabó creando dos marcas globales.
Puma siempre se ubicó por detrás de Adidas, aunque cuenta con mayor antigüedad. Casi un año antes que Adidas, Rudolf Dassler mandó registrar el 1 de octubre de 1948 el nombre de Puma.
Y, 75 años después, la compañía se encuentra cerca de lograr un volumen de facturación de 10.000 millones de euros (unos 10.550 millones de dólares), incluso cuando debió superar grandes dificultades.
La lucha entre los hermanos Dassler llegó a trascender el círculo familiar para instalarse en la región ubicada al noroeste de Núremberg. Aunque los habitantes debían decidir con cuál de los bandos se identificaba, frecuentemente este camino ya venía marcado.
Como el del ex futbolista y entrenador Lothar Matthäus, por ejemplo, cuyo padre era conserje en una de las fábricas de Puma. Por eso, lógicamente el jugador se inclinó ya desde su juventud por los artículos de esta marca.
Este también fue el caso de Helmut Fischer: su padre lo llevaba de joven a pescar, y en el grupo de amigos estaba Rudolf Dassler.
Con el paso de los años, Fischer, hoy de 74 años, fue ascendiendo en la empresa hasta convertirse en jefe de publicidad de Puma. Y su larga trayectoria lo hizo cruzarse a través de las décadas con incontables celebridades del deporte mundial.
Ya sean estrellas del atletismo como Armin Hary o Merlene Ottey, leyendas del tenis como Boris Becker y Serena Williams y lógicamente numerosos futbolistas, incluyendo a Pelé y Diego Armando Maradona.
Cuando Fischer -aún activo a tiempo parcial en los archivos de Puma- pasea entre las vitrinas del puente acristalado de la sede central de la empresa de artículos deportivos, le vienen a la mente muchas viejas anécdotas.
Como por ejemplo la que protagonizó Johan Cruyff: el holandés, que tenía contrato con Puma, rechazó durante el Mundial de 1974, al igual que el resto del equipo, vestir por arriba una camiseta de Adidas.
Pero tampoco podía mostrarse con el logo del felino. Por eso, el astro del fútbol jugó solamente con una camiseta y unos pantalones cortos con dos rayas.
También está el curioso caso de Neymar. El brasileño descartó cerrar un jugoso contrato con el líder de la industria estadounidense Nike, porque quería jugar a toda costa con el mismo calzado deportivo que su ídolo Pelé.
Fue este célebre jugador quien logró que el calzado deportivo incorporara el color. Pelé se hizo confeccionar para el Mundial de 1970 un calzado con la franja de Puma en un estridente amarillo. Hasta entonces, dominaba por completo el negro.
"Pelé fue el primer deportista que se atrevió a ponerse un calzado colorido. Eso solamente se lo podía permitir una superestrella", comenta Fischer hoy día.
La historia económica de Puma, en tanto, presenta oscilaciones diversas. Al ascenso hasta los años '80 le siguió un periodo de sequía en la década siguiente.
Según lamenta actualmente Helmut Fischer, la familia Dassler se había retirado, gobernaban los inversores financieros y de esta manera se había perdido el ambiente familiar.
El presidente de la junta directiva Jochen Zeitz volvió a encarrilar la empresa, también apuntando a nuevos grupos objetivo en la industria de la moda, gracias a colaboraciones con diseñadores como Jil Sander o Alexander McQueen.
Más tarde, tomó las riendas el noruego Björn Gulden. El ex futbolista profesional llegó a subir temporalmente al Dax a Puma AG, que cotiza en bolsa desde 1986. Entretanto, Gulden se pasó a la competencia local y su antiguo "príncipe heredero", Arne Freundt, asumió el timón.
Ya al inicio de su mandato, Freundt logró anunciar para 2022 el mejor resultado económico en la historia de la empresa. Se registraron 8.500 millones de euros de volumen de negocio y un beneficio de 354 millones de euros.
"Puma tiene un fuerte impulso y unas prioridades estratégicas claras. Trabajamos continuamente para aumentar el atractivo de nuestra marca, optimizar la oferta de productos y mejorar la calidad de la distribución", afirmó Freundt.
- El actual jefe de Puma quiere centrarse aún más en los mercados de China y Estados Unidos, donde confía en lograr un crecimiento duradero.