Tijuana.
A través de un plan centrado en las aguas transfronterizas entre México y Estados Unidos, expertos presentaron un diagnóstico y la ruta a seguir para afrontar las políticas en materia del agua entre los países, en un escenario marcado por el estrés hídrico de las zonas, la contaminación acuífera y la necesidad de inversión.
Bajo el título de ‘Perspectivas de las aguas transfronterizas México-Estados Unidos: orientaciones hacia la seguridad hídrica’, la conferencia celebrada en Tijuana (noroeste) sirvió como escenario para que los expertos en cuestiones relacionadas con el agua entre los países expusieran una situación internacional “que los tijuanenses sufren día a día”.
Con una frontera de 3.175 kilómetros, las políticas sobre estas aguas afectan a 23 millones de personas en ambos países, por lo que el Plan de Seguridad Hídrica para la Frontera Norte presentado muestra “una perspectiva de largo plazo con acciones a corto”, resumió el ingeniero de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Eduardo Fernando González Villarreal.
El conjunto de acciones centra el debate en la necesidad de reutilizar el agua, proteger los caudales de los ríos, y la monitorización y mejora de las infraestructuras hídricas para aprovechar y llevar el recurso de manera eficiente.
En el plan 20 expertos analizaron las cuestiones relacionadas con la gestión efectiva en el largo plazo, la distribución temporal de la oferta, la calidad del agua e integridad de los ecosistemas, y los impactos del cambio climático.
Esta problemática, que “debería de tener una mayor prioridad en la agenda de nuestro gobierno en los distintos niveles”, cuenta con un presupuesto “escaso e inadecuado” para hacer frente a las cuestiones del cambio climático que afectan a esas regiones, apuntó Eduardo Vázquez Herrera, director ejecutivo de Aguas Capital.
Por ello, es necesaria una importante inversión que aumente la presencia de seguridad en estas zonas y así mantener el cuidado de la salubridad del agua y evitar la extracción ilegal de recursos hídricos subterráneos.
- Los expertos advirtieron que, si esta situación de estrés hídrico se mantiene, se deberán de tomar medidas para decidir a dónde se dedica el agua, basándose en el impacto que la actividad tenga en la economía, decisión que es previa a tener que reubicar a la población en otras zonas del país.
Nacionalismo afecta
Los expertos afirmaron que el nacionalismo se ha exacerbado, "aumentando los conflictos, tensiones internacionales, aranceles, la politización de los factores climáticos extremos y la escasa cooperación institucionalizada”.
Esta situación, señalaron, contrasta con un escenario ideal de colaboración y responsabilidad, con mecanismos de gobernanza fortalecidos y cooperación internacional para poder hacer frente al cambio climático.
“Cada vez que se presenta un fenómeno de sequía, sea en la zona del Bravo o en el Colorado, las tensiones se incrementan y hay muchos pronunciamientos, no solo autoridades, sino usuarios también”, lamentó Vázquez Herrera.
“Se está usando este tema como bandera política a nivel de gobierno federal en Estados Unidos y también en los gobiernos estatales”, afirmó.
Por ello, explicaron que es necesaria una información de calidad para desmentir mitos como que, el Tratado de Aguas de 1944, por el que se establece las relaciones en torno al agua entre los países, beneficia a México.