Palestinos en Cisjordania quieren volver con sus familias en la bombardeada Gaza
La violencia ha aumentado en la Cisjordania ocupada desde que estalló el conflicto, con al menos 14 palestinos asesinado sólo el 9 de noviembre, según el Ministerio de Salud con sede en Ramallah. (Foto de Aris MESSINIS / AFP)




Jericó, Territorios Palestinos.

"¿Quién quiere volver a Gaza?": La cuestión parece fuera de lugar en medio de los bombardeos israelíes sobre el territorio palestino. Pero decenas de hombres atrapados en Cisjordania desde el inicio de la guerra quieren regresar para estar con sus familias.

"Mi mujer está sola en Ciudad de Gaza bajo las bombas con nuestros cuatro niños. Tienen miedo. No tienen agua ni comida. Tengo que volver a Gaza para ayudarles", dice desesperado Abdelazim al Arifi, cuyos hijos tienen entre 7 meses y 9 años.

Este gazatí de 29 años llevaba nueve meses trabajando en una fábrica en el norte de Israel cuando Hamás, en el poder en Gaza, atacó el sur del país el 7 de octubre, causando más de 1.400 muertos, según las autoridades israelíes.

Poco después, Israel anuló los 18.500 permisos de trabajo otorgados a palestinos de la Franja de Gaza, donde la tasa de desempleo supera el 50%. Abdelazim, en situación ilegal en Israel, se trasladó a Cisjordania ocupada.

Alrededor de 1.500 trabajadores gazatíes se encuentran como él en Jericó, en el sur de Cisjordania, según la gobernadora adjunta de la ciudad, Yusra al Sweity.

La mayoría de ellos aseguran que quieren volver a Gaza, explica.

Israel, que prometió "aniquilar" el movimiento islamista palestino, bombardea sin descanso el pequeño territorio asediado, donde 2,4 millones de palestinos apenas tienen acceso a agua, electricidad y comida.

Más de 10.800 personas murieron en la Franja, en su mayoría civiles, entre ellos más de 4.300 niños, según el ministerio de Salud de Hamás.

Miedo a "una mala noticia" 

"No sé cuándo podrán marchar", admite la gobernadora adjunta de Jericó.

"Si van al punto de control (a la salida de la ciudad), los israelíes los arrestarán. Un traslado debe ser coordinado con los israelíes", explica.

La AFP no pudo obtener de inmediato un comentario de la administración militar israelí a cargo de los territorios palestinos.

Gaza y Cisjordania están separadas geográficamente por el territorio israelí y acordonadas por el ejército.

En Jericó, alrededor de 350 trabajadores están alojados en edificios de la Universidad Al Istiqlal, desde donde siguen los bombardeos en sus teléfonos.

"Cada vez que el teléfono suena, tenemos miedo de recibir una mala noticia", dice uno de ellos.

¿No es mejor estar en Cisjordania que bajo las bombas?

"No nos importa morir allí. Queremos estar con nuestros hijos. Al menos, si algo ocurre, estaremos juntos", afirma uno.

"No dormimos. No hacemos más que pensar en nuestras familias", responde otro.

  • Algunos informan, con fotos que los respaldan, que familiares suyos murieron en los bombardeos.

Ruta peligrosa 

Wissam Mqout, de 36 años, está en Jericó con su padre Ismail, de 55. Trabajaban en la construcción en Israel.

"Conseguimos tener un permiso (de salida de Gaza) después de una investigación de las autoridades israelíes. Esto muestra claramente que no tenemos nada que ver con Hamás", afirma Wissam.

Cuando consigue hablar con su esposa por teléfono, escucha los bombardeos. "Espero morir a cada minuto", le dijo ella recientemente. Su hijo de 12 años le preguntó si volverían a verse algún día.

Su madre, su esposa y sus seis hijos se quedaron en el norte de la Franja a pesar de los llamados de Israel a los gazatíes a trasladarse al sur.

"Es demasiado peligroso tomar la carretera. No hay hombres con ellos", dice Wissam.

Mohamed Rifi, de 32 años, prefiere quedarse en Cisjordania. "Ya no tengo casa en Gaza. Mi familia fue evacuada hacia el sur donde está alojada en una escuela (...) No me iré antes de un alto el fuego".

La gobernadora adjunta de Jericó asegura que "estos hombres pueden quedarse si lo desean". "Nadie los fuerza a marchar".

  • A principios de noviembre, Israel reenvió a Gaza a miles de trabajadores palestinos, que en muchos casos dijeron a la AFP haber sido encarcelados tras la anulación de sus permisos.