Madrid, España
El médico español Raúl Incertis, evacuado en octubre de 2023 tras el ataque de Hamás, ha regresado de nuevo a la Franja de Gaza, donde se ha encontrado un panorama desolador, completamente diferente al que dejó: "es como si hubiera caído una bomba atómica", dice en una entrevista con EFE.
Trabaja en el Hospital Naser, en la sureña ciudad de Jan Yunis, donde se han centrado buena parte de los bombardeos aéreos de la ofensiva terrestre 'Carros de Gedeón', iniciada el fin de semana pasado con más tropas terrestres e incesantes ataques.
"La llegada de heridos normalmente es constante porque hay bombardeos continuos alrededor de Jan Yunis y en Rafah (sur), pero en los últimos 8 días hemos notado un incremento muy grande; a veces llegan 20 o 25 pacientes de golpe", dice este anestesista y médico de medicina general valenciano.
En los últimos días, Israel ha emitido órdenes de evacuación forzosa contra todo Jan Yunis, incluyendo los alrededores del hospital, que ha sido atacado -como la mayoría en la Franja- hasta en tres ocasiones en dos meses.
- "Hace dos semanas, un dron lanzó (un misil) a una de las habitaciones del tercer piso para matar a un periodista, Hassan Aslih, y para matarle a él mató a dos pacientes más e hirió a otros nueve", recuerda Incertis. Según el Comité para la Protección de Periodistas, más de 200 periodistas han sido asesinados en Gaza.
"Faltan manos"
"Reutilizamos jeringuillas", "faltan manos", "hay muy poca esperanza" son algunas de las frases que este médico repite, al otro lado del teléfono. Este jueves, por primera vez desde que Israel vetara hace casi tres meses la entrada de comida, agua y ayuda humanitaria a la Franja, llegó material médico a la Franja.
Según informó hoy el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), esta mañana medicinas y utensilios sanitarios se entregaron al hospital de campo de la Cruz Roja en Rafah a fin de reponer existencias casi agotadas en todo el enclave.
El bloqueo al acceso de ayuda ha afectado a todo. "No hay electricidad, hay muy poca agua", dice este médico, y los precios de los alimentos "están por las nubes".
Incertis cuenta que en el quirófano, ante la escasez de fentanilo y ketamina, tienden a usar solo media dosis y reutilizar esa misma jeringuilla con el siguiente paciente, elevando el riesgo de infecciones.
Además, realizan intervenciones quirúrgicas sin apenas paliativos. "Hacemos operaciones de abdomen abierto, amputaciones... y los pacientes necesitarían morfina, pero la mayoría reciben ibuprofeno intravenoso. El paciente no se entera, pero sufre mucho dolor", relata Incertis.
"Cuando llegan niños es muy duro", prosigue; "los que tienen suerte de llegar conscientes al hospital están muy asustados. Los acaban de sacar de un edificio derrumbado por una bomba, están cubiertos de polvo, con heridas en el cuerpo y los ves con la mirada perdida, temblando".

Bashar TALEB / AFP
Según el médico, todos los pacientes están desnutridos y pesan menos de lo que les correspondería, lo que, según dice, es problemático "porque, como llevan meses sin comer proteína animal y vegetal -quedan muy pocas legumbres-, las cicatrizaciones de las heridas son muy malas".
Al menos 29 niños y ancianos han muerto de hambre solo en los dos últimos días, dijo hoy en Ginebra el ministro de Sanidad de Palestina, Maged Abu Ramadan, en un encuentro con periodistas.
"Una deuda muy grande"
Incertis fue el primer evacuado español de la Franja después de que comenzara la ofensiva en octubre de 2023. Vivió en ciudades gazatíes donde había mucho comercio, escuelas, mercados y 'pubs', pero ahora no queda nada de eso: "está todo arrasado", lamenta.
Entonces trabajaba con Médicos Sin Fronteras (MSF) y ya describía el enclave palestino -bajo bloqueo israelí y egipcio desde 2006- como "una jaula inhumana".
Pero al volver a casa y seguir escuchando las matanzas que sucedían en la Franja, le invadió un sentimiento de indignación y "deuda muy grande", por lo que decidió volver.
Todos sus compañeros del hospital, como la mayoría de los más de dos millones de gazatíes -casi todos desplazados-, viven en tiendas de campaña y, desde el pasado lunes, todo Jan Yunis ha sido puesto bajo orden de evacuación del Ejército israelí, provocando el desplazamiento forzosos de población.
Este doctor considera su trabajo en Gaza un deber, pero es consciente de que mañana podría ser él quien termine tumbado en la misma mesa de operaciones en la que intenta salvar vidas.
"Tengo un compañero que ha perdido a todos sus hijos. A otro de 25 años, que no está casado, un bombardeo mató a sus padres y a todos sus hermanos. Todos han perdido algo", lamenta Incertis.
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