Más allá de la masculinización: los nuevos enfoques de la estética masculina
Existen varios procedimientos para realizar retoques masculinos, y pueden combinarse entre sí para lograr resultados. Foto cedida por Cottonbro




Redacción.

Los hombres que recurren a la medicina estética buscan cada vez menos transformarse y más conservar la coherencia de su rostro. La prioridad ha cambiado: se trata de mantener la identidad y la vitalidad natural, combinando técnicas de reestructuración profunda con cuidados complementarios que respeten la anatomía y el paso del tiempo.

  • La doctora Sandra Grohs, especialista en medicina estética y reconocida por la revista Forbes como una de las mejores inyectoras de España en medicina estética, explica a EFE las claves más demandadas en retoques estéticos masculinos en la actualidad. 

La estética masculina ha evolucionado de manera notable en la última década. Mientras el fenómeno de la masculinización facial captó gran atención mediática, los hombres actuales demandan tratamientos que trasciendan la simple definición de la mandíbula o el mentón. 

En palabras de la doctora Grohs

“cada vez más hombres buscan tratamientos que respeten su identidad. Ya no quieren transformarse ni marcar rasgos de manera artificial, sino recuperar un aspecto más descansado y coherente con su edad”.

El objetivo es claro: frenar los efectos del envejecimiento y al mismo tiempo mantener la energía natural del rostro. “Buscan verse bien sin parecer tratados. No quieren parecer más jóvenes, sino más ‘ellos’”, explica Grohs. Para los hombres, la palabra clave no es embellecer, sino coherencia. 

“Quieren mantener la energía de su rostro, que no se perciba cansado ni desdibujado, y eso pasa por acompañar su estructura, no por modificarla”, puntualiza. La medicina estética, cuando se aplica con criterio, interpreta los signos del tiempo en lugar de borrarlos, integrándolos al equilibrio general del rostro.

Reestructuración profunda: ácido hialurónico como base.

Uno de los cambios más significativos en la demanda masculina es la atención a las capas profundas del rostro. Según Grohs, “el trabajo estructural con ácido hialurónico para restituir el soporte óseo o graso profundo perdido es fundamental. Lo complementamos con tecnologías basadas en energía para mejorar la calidad de la piel, la luminosidad y las manchas”.

Más que modificar la apariencia, se trata de devolver equilibrio y vitalidad. “No es una cuestión de ‘hacer algo’, sino de devolver equilibrio y vitalidad al rostro. Así, evitamos las caras sobretratadas”, señala la especialista. Este enfoque permite que el rostro conserve su autenticidad, evitando el riesgo de un resultado artificial o exagerado.

Grohs describe cómo este tipo de intervenciones se adaptan al individuo: “Cuando analizamos un rostro masculino, buscamos qué estructuras han perdido soporte o tensión y trabajamos para devolverlas a su lugar con ácido hialurónico mediante Reestructuración Dinámica”. 

La técnica se centra en planos profundos, no superficiales, y se complementa con inductores de colágeno o dispositivos de energía, como ultrasonido o radiofrecuencia, según la necesidad de cada paciente. “No tratamos zonas: interpretamos anatomía”, aclara.

Más allá de la masculinización: los nuevos enfoques de la estética masculina

La doctora Sandra Grohs, una de las mejores inyectables en España según Forbes. Foto cedida por Sandra Grohs

Tratamientos que reflejan la edad y la identidad.

Los hombres buscan resultados naturales que se integren con el paso del tiempo. “Se puede definir más una mandíbula o proyectar un mentón, pero de forma que concuerde y siempre pensando en el largo plazo y cómo va a evolucionar el tratamiento en nuestro paciente”, explica Grohs. 

Esta filosofía se aleja del paradigma de borrar arrugas o signos de edad para aparentar juventud: se trata de interpretar la anatomía para que los signos del tiempo jueguen a favor del paciente. El diagnóstico es un paso clave. “El paciente no tiene por qué saber que necesita estos tratamientos”. 

“Lo que suele percibir es que algo ha cambiado: su gesto, su expresión o la sensación de verse más cansado. Nuestro trabajo es identificar el origen anatómico de ese cambio y actuar desde ahí, no desde la superficie”

Detalla Grohs. 

La evaluación implica una lectura estructural y funcional del rostro, determinando qué se ha desplazado, qué ha perdido soporte y qué es sensato restituir. “Es medicina con criterio, no estética a la carta. Si no, estaríamos poniendo parches que no tendrían sentido con el tiempo, incluso podrían quedar antiestéticos”.

Complementar la intervención: rutina y hábitos.

El tratamiento no se limita a la clínica. La continuidad y los cuidados diarios son esenciales para prolongar y consolidar los resultados. La doctora Grohs enfatiza la importancia de la rutina.

“Con una rutina sencilla, constante y adaptada, los resultados se sostienen. Protección solar diaria, antioxidantes, activos regeneradores como retinol o péptidos, dependiendo de las necesidades de la piel, y una higiene suave que respete la barrera cutánea”.

Además, los hábitos cotidianos influyen directamente en el envejecimiento cutáneo: descanso adecuado, hidratación, ejercicio moderado y manejo del estrés. “Ningún tratamiento puede sustituir eso. La piel refleja cómo vivimos”, advierte.

Más allá de la masculinización: los nuevos enfoques de la estética masculina

La medicina estética masculina busca mantener los rasgos del paciente y frenar el paso del tiempo. Foto cedida por Cottonbro

Durabilidad y resultados a largo plazo.

La longevidad de los resultados también depende de cómo se planifica el tratamiento. Contrario a la creencia popular, algunos inyectables pueden durar menos en hombres debido a factores como la mayor masa muscular o la actividad física intensa. 

“La durabilidad no depende solo del producto: cuando se reestructura bien el rostro desde la anatomía, devolviendo soporte profundo y equilibrio, los resultados son más estables y naturales”, explica Grohs. Mantener la piel saludable, evitar inflamación crónica y planificar los tratamientos en los tiempos adecuados son estrategias esenciales para prolongar los efectos sin comprometer la naturalidad.

Una nueva narrativa de la estética masculina.

Los hombres contemporáneos buscan tratamientos que respeten su identidad y que se perciban coherentes con su historia y edad. La tendencia se aleja de los procedimientos que alteran radicalmente los rasgos para acercarse a una estética funcional y equilibrada. 

“No quieren parecer más jóvenes, sino más ‘ellos’”

Resume Grohs.

Esta aproximación redefine la medicina estética masculina: no se trata de embellecer por embellecer, sino de acompañar y realzar, interpretando la anatomía y optimizando la salud cutánea.

Los tratamientos más solicitados combinan técnicas de reestructuración profunda con tecnologías de mejora superficial. La Reestructuración Dinámica con ácido hialurónico, los inductores de colágeno y los dispositivos energéticos constituyen un bloque que respeta la individualidad, evita la artificialidad y potencia la naturalidad. 

La medicina estética para hombres ha pasado de un enfoque centrado en la masculinización a un paradigma de equilibrio, coherencia y respeto por la identidad. El interés actual no reside en borrar arrugas ni redefinir radicalmente el rostro, sino en devolver vitalidad, soporte y armonía a las estructuras perdidas.

El hombre moderno busca un tratamiento que sea discreto pero efectivo, una herramienta que le permita sentirse bien consigo mismo sin perder autenticidad. La estética, en este sentido, se convierte en un aliado de la confianza y la coherencia, más que en un instrumento de transformación.