La Haya
El partido liberal progresista Demócratas 66 (D66), que ha frenado el avance de la ultraderecha en Países Bajos, ha sido artífice de algunas de las reformas más liberales de la historia del país: desde la legalización del matrimonio homosexual hasta la apertura nocturna de tiendas y la defensa del derecho a decidir sobre la propia muerte.
Fundado en 1966 por los periodistas Hans van Mierlo y Hans Gruijters, D66 nació como un movimiento reformista que buscaba "hacer estallar el sistema" político de su tiempo, dominado por élites religiosas y decisiones tomadas "en despachos cerrados".
Defendía una democracia más directa, con referendos y elección abierta de alcaldes y del primer ministro por parte de los ciudadanos.
Hasta el miércoles, D66 era un partido intermedio, pero ha roto esa barrera con una campaña centrada en vivienda asequible, educación, clima y sanidad, además del fortalecimiento del Estado de derecho y de la democracia.
Defiende una libertad con respaldo del Estado: que cada persona pueda avanzar si tiene acceso a educación, vivienda y oportunidades reales.
Su ideario, reflejado en un manifiesto de 2019 de la Fundación Hans van Mierlo, combina políticas sociales con gestión económica, un equilibrio que lo ha convertido en partido bisagra entre la izquierda y la derecha neerlandesas.
Entre sus propuestas más ambiciosas figura la construcción de diez nuevas ciudades sostenibles, con viviendas ecológicas, parques, centros educativos y buenas conexiones de transporte, para hacer frente a la escasez de vivienda.
También plantea guarderías casi gratuitas, aumento de las becas estudiantiles, reducción de la edad de voto a los 16 años y la inclusión del aborto y la eutanasia como derechos constitucionales.
Su electorado, concentrado en las grandes ciudades y con alto nivel educativo, refleja un país progresista y europeísta, opuesto al perfil de la ultraderecha del PVV de Geert Wilders, con quien ha empatado a 26 escaños.
D66 se define como "una fuerza progresista en el centro radical", capaz de pactar tanto con liberales como con socialdemócratas, y de ser un contrapeso ideológico y moral del populismo.
- El partido ha sido impulsor de reformas que consolidaron la imagen del país como laboratorio de libertades.
Promovió la legalización del matrimonio igualitario y la eutanasia en 2001 y mantiene vivo el debate sobre el "derecho a morir" que permitiría a personas mayores sanas, pero cansadas de vivir,La poner fin a su vida de forma voluntaria. Son medidas que resumen su esencia política: autonomía personal, dignidad y libertad con responsabilidad pública.
Rob Jetten, el joven que encarna el rostro de D66
El ascenso de D66 se explica, en buena parte, por su líder Rob Jetten, de 38 años, que podría convertirse en el primer ministro más joven de Países Bajos y el primero abiertamente homosexual, en representación de la cara moderna, optimista y diversa de la política neerlandesa.
Nacido en Uden (sureste), se interesó por la política a los 17 años cuando, tras el asesinato del cineasta Theo van Gogh en 2004, un incendio en una escuela islámica de su pueblo lo llevó a organizar junto a otros jóvenes actos de convivencia. Estudió Administración Pública, fue concejal, portavoz municipal y, con solo 31 años, líder parlamentario de D66.
Al principio, su estilo ensayado le valió el apodo de 'Robot Jetten', pero respondió con ironía y lo convirtió en un sello personal: colocó un pequeño robot en su despacho y, más tarde, cuando la derecha lo llamó "fanático climático", acudió al Parlamento con un jersey con esa frase.
Como ministro de Clima y Energía en el cuarto gobierno de Mark Rutte (2022–2024), defendió una política ambiental ambiciosa y proeuropea.
En 2023, tras suceder a Sigrid Kaag, modernizó la imagen del partido: cambió el traje por camisas blancas remangadas, posó ante la bandera nacional y predicó un optimismo que conectó con votantes ajenos a D66, frente a los discursos del miedo de la ultraderecha. Su lema electoral, "Sí se puede", resumió ese estilo de campaña.
Muchos compararon su estilo cercano con el del propio Rutte y, preguntado este viernes si le molesta que lo llamen "mini-Rutte", ironizó: "Soy algo más bajito que Rutte, si a eso se refieren. En cuanto al liderazgo, dejo que otros lo juzguen".
En un clima político dominado por la desconfianza y la fragmentación, su tono conciliador y su imagen fresca devolvieron a D66 el impulso perdido en los últimos años. "Quiero ser un primer ministro para todos los neerlandeses, no solo para quienes votaron por D66", dijo.
Con su mezcla de progresismo, juventud y determinación, Jetten simboliza el nuevo rostro de un país que ha girado mayormente hacia la derecha en las urnas, pero que busca equilibrio. Ahora le toca demostrar dotes de negociación para formar una coalición con al menos tres partidos, sin perder sus valores europeístas y progresistas.
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