Guadalajara, Jalisco.
Las universidades en América Latina no están preparadas para adaptarse a la revolución tecnológica, a la innovación. Sin embargo, tienen que aplicar cambios con rapidez para no alejarse de los problemas de la sociedad.
Esta fue una de las conclusiones de la sesión “Innovación y gobernanza: una visión desde la educación superior”, realizada durante el XXIII Congreso Internacional sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, cuya sede es la Universidad de Guadalajara (UdeG). Al Congreso asisten más de mil 500 académicos afiliados al Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD).
Ramón Sánchez Piña, director del Programa en Salud y Tecnología Sustentable de la Universidad de Harvard, dijo que las universidades y los gobiernos deben hacer a un lado una postura paternalista, en la asesoría a emprendedores tecnológicos.
El experto dijo que más de 80% de los emprendimientos en el campo de la innovación tecnológica, no sobreviven.
“Más o menos entre 80 y 95% de todas las empresas tecnológicas en América Latina, caen, no sobreviven y no sobreviven porque la forma en que tratamos de financiarlos es con préstamos bancarios de altos interés, si se los dan”, explico.
Por su parte, el rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Héctor Raúl Solís Gadea, en un acto de sinceridad, admitió que las universidades en México, no tienen el perfil para convertirse en organismos imprescindibles para las comunidades en que se insertan.
“La respuesta es que no. La respuesta es que las universidades públicas mexicanas no están preparadas para ser imprescindibles, para ser pertinentes, para ser relevantes, para contribuir a la gobernanza, al nivel de desarrollo del país, para preservar la cultura, para resolver problemas. Yo creo que no”, expresó.
Carlos Guaipatin, coordinador del Laboratorio de Innovación Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dijo que los laboratorios universitarios de innovación están sirviendo para “crear puentes”.
“El problema es cuando las universidades no están cerca de los ciudadanos y esa es la forma en que una universidad puede perder la relevancia. Toda revolución tecnológica en la historia ha conllevado una revolución social. Creo que el cambio en las universidades va a llegar y de lo que se trata es de que llegue lo más pronto posible”, dijo.
Otro tema que se planteó como una interrogante es si las universidades tendrán o no la capacidad y los incentivos para retener talento en el futuro.
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