Ciudad de México, México.
Ante el envejecimiento de la población, el aumento en la demanda de servicios de salud y la prevalencia de enfermedades crónicas -responsables del 77 % de la mortalidad en Latinoamérica-, es necesario un “cambio de paradigma” que conciba la salud como una “inversión estratégica” capaz de mitigar efectos macroeconómicos en la región.
Para contribuir a la reflexión y promover que el sector sanitario sea percibido como un motor de crecimiento económico y productividad laboral, especialistas de la región se reunieron en el marco del Roche Press Day, celebrado los días 7 y 8 de octubre en la Ciudad de México.
En el encuentro, los especialistas destacaron que el déficit en materia de salud en los países de la región -que se profundizó durante la pandemia de covid-19- persiste, ya que, en promedio,
América Latina destina alrededor del 3,8 % de su Producto Interno Bruto (PIB) a este sector.
- Esta cifra está por debajo del mínimo del 6 % recomendado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
“De fondo, tenemos un problema político. Debemos cambiar la narrativa: es una nueva conversación, un cambio de paradigma. La salud no es un gasto, es una inversión.
Suena bonito, pero cambia por completo la forma en la que uno se relaciona desde el punto de vista político”, afirmó el presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia, Jonathan Malagón.
Impacto macroeconómico
A juicio de la directora de Asuntos Corporativos para Centroamérica y el Caribe de la farmacéutica Roche, Melissa Delgado, este cambio es estratégico, pues responde a una realidad ineludible: las enfermedades crónicas -como el cáncer, la diabetes o las cardiovasculares-
ya representan “la tormenta perfecta” por sus “efectos macroeconómicos grandísimos”, un problema que, advirtió, se agravará en los próximos diez años.
Y es que el 28 % de los casos de enfermedades crónicas se presentan en personas de entre 25 y 65 años, el periodo más productivo de la vida humana. Además, Delgado señaló que, de mantenerse la tendencia actual, para 2035 esta proporción será del 50 %.
- En ese sentido, insistió en que “la inversión sanitaria fortalece a las economías”, ya que, por cada dólar invertido en el sector sanitario, se genera un retorno económico de entre dos y cuatro dólares.
Reformas fiscales e inversión
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs, dijo que, tras la pandemia de 2020, la región ha enfrentado varios ajustes fiscales, siendo la inversión el rubro más afectado.
Y precisó que “ajustar los gastos corrientes significa reducir el tamaño del sector público”, algo que “políticamente es difícil” y complejo de implementar.
“Ese es un problema grande para los países, para los ministerios de Hacienda, y hay una gran conversación sobre todo el tema del financiamiento para el desarrollo”, comentó al poner sobre la mesa la alternativa de las “reformas tributarias”,
como lo hizo Colombia, aunque aclaró que ahí juega la variable de la “confianza en las instituciones” en la distribución del gasto público.
Invertir en salud es pensar a “largo plazo”, y a eso se le llama “sostenibilidad fiscal”, explicó la directora adjunta del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), Judith Senyacen Méndez, quien sostuvo que el gasto per cápita en salud en México es apenas la mitad del que se destina en Chile o Colombia.
- Por lo tanto, acotó, se debe reconfigurar el “pacto fiscal,” porque, en el caso de México, el pago de intereses de la deuda equivale a 4,1 % del PIB, y en sector salud es una inversión del 2,7 %.
“No es solo una reforma fiscal hablando de cambios en tasas impositivas, sino una reforma de reformas, por ejemplo, cambiar el tema de las pensiones (...) Si no hacemos estos cambios difícilmente vamos a poder invertir más en salud”, lamentó.
En cuanto a la industria farmacéutica, los panelistas coincidieron en el “balance en los precios de los medicamentos” para eliminar las barreras de acceso sin comprometer la investigación e innovación.
“La esperanza que tenemos sobre el futuro de la humanidad está en manos de la investigación médica”, concluyó Malagón