La exposición continuada a las olas de calor acelera el ritmo de envejecimiento
Foto por THIBAUD MORITZ / AFP




 Taiwán 

La exposición sostenida a las olas de calor a lo largo de los años acelera el ritmo de envejecimiento, especialmente entre aquellas personas con oficios manuales, que viven en el campo o no tienen acceso a aire acondicionado, según un estudio recogido este lunes en la revista Nature Climate Change.

Las conclusiones de la investigación son fruto del seguimiento de salud a 24.922 personas adultas de Taiwán, con una edad biológica media de 46,3 años, para evaluar cómo el efecto sostenido en el tiempo de las olas de calor pueden influir en el envejecimiento.

Los autores definen la aceleración del envejecimiento “como la diferencia entre la edad biológica y la edad cronológica”.

Para calcular la edad biológica recurrieron a diversas pruebas médicas, incluyendo la función hepática, la inflamación, el colesterol, la función renal, la presión arterial y la función pulmonar.

Su objetivo fue medir ese ratio de aceleración del envejecimiento, mediante las citadas pruebas, en relación con la exposición al calor que sufrió Taiwán en el periodo de 14 años estudiado, de 2008 a 2002

Como olas de calor entendieron aquellos periodos en los que las temperaturas extremadamente altas se mantuvieron más de dos días consecutivos.

Aumento estadístico del envejecimiento

  • Tras analizar los datos de los exámenes físicos realizados entre 2008 y 2022, los autores descubrieron que, con cada aumento del rango intercuartil en la exposición acumulada a las olas de calor (la diferencia entre los niveles del tercer y el primer cuartil), se producía un aumento asociado en la aceleración del envejecimiento de entre 0,023 y 0,031 años.

Los resultados indican que, aunque los participantes parecían adaptarse a las condiciones de las olas de calor durante el periodo de casi 15 años, los efectos nocivos para el envejecimiento no desaparecen.

Los investigadores han visto que aquellas personas más expuestas al calor por sus trabajos, las que viven en el campo y las que no tienen aire acondicionado son las más susceptibles a acelerar su envejecimiento por el calor.

Dado que la previsión es que la intensidad y frecuencia de las olas de calor aumente debido al cambio climático, los autores enfatizan la necesidad de “políticas que reduzcan las desigualdades medioambientales y mejoren la resiliencia a estos fenómenos extremos, especialmente para los grupos más vulnerables”.

En una reacción al estudio recogida en la misma revista, el investigador de la Universidad del Sur de Gales (Australia), Paul Beggs, reconoce que el estudio es ‘pionero’ en mostrar estadísticamente cómo el ratio de exposición a las olas de calor afecta al ritmo de envejecimiento.

No obstante, apunta a que faltan datos sobre el tiempo que los participantes del estudio pasaron al aire libre y lo equipadas que estaban sus viviendas con equipos de refrigeración.

"Los mecanismos fisiológicos por los que las olas de calor pueden acelerar el envejecimiento tampoco se comprenden aún del todo. Además, dado que el estudio se ha limitado a los residentes de Taiwán, los resultados no pueden generalizarse necesariamente a otras poblaciones y en particular a otros climas", añade.