“La Casa Carne”, obra que reflexiona sobre habitar el cuerpo y el espacio
La puesta en escena “La Casa Carne” escrita y dirigida por Cristian Bravo, te deja con la sensación de querer volverla a ver, al ser una obra cargada de simbolismo y con más de una interpretación. Foto: María R.




Guadalajara, Jalisco.

Tres mesas de metal colocadas en media luna. Una a la derecha de la que le cuelgan cuchillos de carnicero; una a la izquierda, y una más al fondo en el centro con dos bancos; uno en cada extremo.

Dos percheros blancos en la parte inferior, uno en cada esquina; en el izquierdo cuelga una bata blanca y en el otro un mandil, blanco también.

De fondo suena un fragmento del cuento “La Casa Tomada” de Julio Cortázar. Eso es lo que se visualiza en el escenario a primera vista, y la voz del escritor argentino con la que se inicia la obra. 

El debut profesional de Cristian Bravo como dramaturgo arrancó con la presentación de la puesta en escena “La Casa Carne” en el Ágora del Ex Convento del Carmen en Guadalajara, durante una corta temporada, viernes 20 y sábado 21, y viernes 27 y sábado 28 de octubre, a las seis de la tarde. 

La historia narra el regreso de dos hermanos a la casa familiar, después de la muerte de sus padres. Uno es taxidermista, diseca los cuerpos para conservarlos, y el otro es carnicero. Ambos trabajan con el cuerpo. Sin embargo, cada uno tiene una perspectiva diferente de lo que simboliza el cuerpo. 

Ambos dialogan sobre recuerdos, describen cómo era la relación entre sus padres, el odio y amor que había en ellos, y la relación que cada uno guardaba con sus progenitores, pero también con la casa. 

La escenografía se distribuye en tres partes: el lugar común que es la mesa central en donde los hermanos hablan sobre la casa y sus diferencias. La mesa de la derecha, que funge como la habitación del carnicero, espacio que antes era del padre.

Y la mesa de la izquierda, lugar ocupado ahora por el taxidermista, y anteriormente por la madre.

Esta distribución y la manera de habitar el espacio está ligada con dos formas de ser.

La madre viene a representar la parte sensible, la cuidadora y la que sufre internamente, y que está ligada con el taxidermista. Y el padre, es la parte carnal, impulsiva y visceral, y que se repite con la figura del carnicero. Esa es la primera interpretación. 

Sin embargo, la obra La Casa Carneotorga una segunda interpretación, en donde los personajes no son dos hermanos, se trata de una misma persona que está confrontación consigo misma, por un lado con el deseo que apela a lo íntimo y profundo de su ser y por el otro, el deseo banal de vivir desde el impulso. 

La iluminación a cargo de Miranda Franco funciona como un marcador de tiempo y que divide los momentos íntimos de los personajes en la casa, de los momentos de los comunes y compartidos. 

El vestuario, elegido por Yoatzin Medrano, es blanco, en un inicio da la sensación de que falta algo de color al verse muy plano, hasta el momento en que las prendas  de los personajes se tiñen de manchas rojas que simbolizan la sangre. 

  • La puesta en escena “La Casa Carne” escrita y dirigida por Cristian Bravo, te deja con la sensación de querer volverla a ver al ser una obra cargada de simbolismo y con más de una interpretación. 

María Ramírez Blanco