Nueva York, Estados Unidos.
Un juez de Estados Unidos dio aprobación final al acuerdo propuesto por Volkswagen en el marco del escándalo por la manipulación de emisiones, que podría costarle a la compañía hasta 16.500 millones de dólares.
El juez Charles Breyer dijo que el compromiso de la automotriz era "justo, razonable y adecuado". La decisión final que da luz verde al acuerdo era esperada tras una audiencia la semana pasada, en la que Breyer destacó la propuesta.
La compañía alemana acordó el paquete de compensación en junio con las autoridades de Estados Unidos y numerosos propietarios de automóviles diésel, con el objetivo de ponerle fin a las demandas civiles. Luego llegó a un acuerdo con concesionarias que se habían quedado con automóviles de VW que no pudieron vender.
El acuerdo es "un hito importante en nuestro camino de hacer las cosas bien en Estados Unidos", dijo el presidente y CEO de Volskwagen America, Hinrich J. Woebcken.
La compañía quiere implementar los términos del acuerdo "tan puntillosamente como sea posible", dijo Woebcken en un comunicado. Agregó que Volkswagen asignó "importantes recursos" para transformar la experiencia de los consumidores afectados en algo positivo.
VW acordó compensar con entre 5.100 y 10.000 dólares a cada dueño. También se comprometió a comprar de nuevo los modelos afectados o modificarlos para que cumplan con la ley. La automotriz alemana ha sido reticente a formular propuestas similares en Alemania y otros países donde se han vendido esos modelos. Cerca de 11 millones de automóviles alrededor del mundo fueron afectados por el escándalo.
Además, VW gastará 2.700 millones de dólares para apoyar proyectos ambientales, y otros 2.000 millones para investigaciones científicas sobre reducción de emisiones.
El acuerdo pondrá fin a cientos de demandas civiles contra Volkswagen por parte de consumidores estadounidenses, que ahora pueden aceptar la oferta o continuar el litigio por su cuenta. Una abrumadora mayoría optó por aceptar el trato, que afecta a alrededor de 475.000 automóviles diésel con motores de dos litros vendidos por VW y sus subsidiarias en Estados Unidos.
Los modelos tenían un software que evade las pruebas de emisiones realizadas por Estados Unidos. La existencia del software fue revelada el año pasado, cuando autoridades ambientales de ese país multaron a la compañía tras el descubrimiento.