Autlán de Navarro, Jalisco. — Los insectos acuáticos, pequeños habitantes de ríos y arroyos, cumplen una función clave en la evaluación de la calidad del agua y la salud de los ecosistemas.

Así lo señaló la Dra. Francia Rodríguez, investigadora del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), durante una entrevista transmitida en el programa Punto UDG de Radio Universidad de Guadalajara en Autlán, como parte de la programación especial por el Día Mundial del Agua.

La calidad del agua refleja el impacto de actividades humanas a lo largo de la cuenca.
Imagen ilustrativa / banco de imágenes.

• Estos organismos, explicó la especialista, pasan parte o la totalidad de su ciclo de vida en ambientes acuáticos y responden directamente a los cambios en las condiciones del agua.
• Su diversidad indica la calidad del agua: algunas especies son sensibles a la contaminación.
• Son bioindicadores porque no pueden escapar de alteraciones como deforestación o residuos.

"Los insectos acuáticos son excelentes bioindicadores porque pasan parte o todo su ciclo de vida en el agua y dependen directamente de la calidad del ecosistema. Al no poder escapar fácilmente de la contaminación o alteraciones, su presencia o ausencia nos muestra los impactos acumulados en el río a lo largo del tiempo."

Insectos acuáticos cumplen un papel clave como bioindicadores en los ecosistemas hídricos. Imagen ilustrativa / stock.

Tres amenazas invisibles para los ríos

Durante la charla, la Dra. Rodríguez advirtió sobre tres principales factores que afectan la biodiversidad y calidad del agua en la región: la deforestación, el uso indiscriminado de agroquímicos y el vertido de aguas residuales sin tratamiento.

La deforestación, señaló, disminuye la capacidad de los cerros para retener agua y recargar los mantos freáticos, además de aumentar la velocidad de los escurrimientos que arrastran sedimentos y materia orgánica a los ríos. "Las actividades humanas en la parte alta de la cuenca tienen un impacto directo aguas abajo", subrayó.

Respecto a la agricultura, la especialista destacó que el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas no solo contamina los cuerpos de agua, sino que también tiene implicaciones para la salud humana. "Lo que aplicamos en los cultivos no se queda ahí; cuando llueve, esos químicos terminan en los ríos", puntualizó.

Las acciones que ocurren en la parte alta de la cuenca repercuten aguas abajo.
Foto ilustrativa: no corresponde al sitio específico.

Finalmente, enfatizó la problemática del manejo de aguas residuales. Ya que una gran cantidad de desechos urbanos e industriales es vertida directamente a los ríos, afectando tanto a la fauna acuática como a las comunidades que dependen de estos recursos.

"Gran parte de las aguas residuales en México se descargan sin tratamiento; el INEGI reporta solo un 40% de tratamiento, aunque otras fuentes señalan apenas un 20%. Lo que se vierte cuenca arriba termina afectando todo el ecosistema y también nuestra salud aguas abajo."

La cuenca como espacio compartido

Más allá de las cifras, la Dra. Rodríguez invitó a repensar la manera en que nos relacionamos con el territorio.

"Así como los insectos acuáticos cambian a lo largo del río, también las actividades humanas varían en cada tramo. Por eso es clave identificarnos no solo como parte de un municipio, sino como parte de una cuenca, porque lo que ocurre en la parte alta siempre repercute aguas abajo, la cuenca nos conecta"

Una cuenca hídrica es el área de terreno donde el agua de lluvia escurre hacia un punto común, como un río o lago, sin importar límites políticos. Desde esta perspectiva, enfatizó la necesidad de comprender que las acciones en un punto del río impactan a otras comunidades aguas abajo, generando un efecto dominó.

Ciudadanos como guardianes del agua

Como parte de las acciones en marcha, la investigadora destacó la capacitación de grupos ciudadanos para monitorear la salud de los ríos mediante la observación de insectos acuáticos.

El monitoreo ciudadano contribuye a vigilar la salud de los ríos y sus ecosistemas.
Imagen ilustrativa / banco de imágenes.

Además, resaltó la importancia de apoyar iniciativas municipales para el tratamiento adecuado de aguas residuales, así como alternativas basadas en la naturaleza, como la construcción de humedales artificiales.

"La idea es involucrarnos en la vigilancia de los ríos. Si detectamos cambios, podemos alertar a las autoridades o entre la misma comunidad. Cada quien, desde su rol —sea agricultor, estudiante o ama de casa—, puede tomar decisiones que contribuyan al cuidado del agua."

"Podemos contribuir a una mejor calidad del agua al solicitar el tratamiento de aguas residuales y apoyar alternativas como los humedales, que son más accesibles que las plantas convencionales. Nuestras decisiones sí hacen la diferencia."

Otro aspecto que abordó fue el impacto económico. Explicó que la alteración del equilibrio de especies acuáticas puede favorecer la proliferación de ciertos insectos, como mosquitos, que afectan al ganado y, por ende, la economía local.

Un desequilibrio en los insectos acuáticos puede favorecer plagas como mosquitos, afectando la salud del ganado.
Imagen ilustrativa.

También mencionó que algunos insectos acuáticos adultos cumplen funciones como polinizadores, lo que refuerza su importancia para otros sectores productivos.

El mensaje final fue claro: Nuestras decisiones, por pequeñas que parezcan, tienen repercusión en la cuenca a la que pertenecemos. La conservación del agua no es solo tarea de las autoridades, sino una responsabilidad compartida.