Guadalajara, Jalisco.

Aunque en la obra mundialmente conocida de Juan Rulfo él va a Comala a buscar a su padre, la verdad es que a su padre, en la versión original del texto lo buscaba en Tuxcacuexco, un pueblo de la región sur de Jalisco. Así lo revela el ejemplar de enero de 1954 de la revista Las Letras Patrias, que publicó un adelanto de la novela de Rulfo, Pedro Páramo, que sin embargo para entonces se llamaba Una Estrella Junto a la Luna.

Aquí un fragmento en voz de Agustín del Castillo:

“Fui a Tuxcacuexco porque me dijeron que allá vivía mi padre. Un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Entonces le prometí que iría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. – “No dejes de ir a visitarlo”, me recomendó, “se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte”. Y yo no pude hacer otra cosa sino decirle que sí iría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aún después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas”.

En la emisión de esta semana de Territorio Reportaje aparece también el que pudo haber sido el médico al que se refiere Rulfo en su obra, pues era el único en la región. Se trata de Mónico Soto Grajeda, quién en una entrevista de archivo, pues falleció en 2019, recordaba qué relación tenía con el autor:

“Juan Rulfo escribió los libros ya cuando se fue de aquí. Hay alguno por ahí

Diles que no me maten, donde posiblemente algo me menciona a mí. Que traían un enfermo, no camínenle, camínenle, allá en Tonaya se dice que hay un médico y yo entonces era el único médico”.

Lo que no es una ficción es la existencia de un tal Pedro Páramo, pues Ramón Sandoval Galindo, Ejidatario de San Pedro Toxin, asegura que sí, ese tal Pedro existió y vivía en la región Sur de Jalisco:

“Él dijo que vivió en Comala, pero se basó en Tuxcacuexco. Comala está en Colima, él aquí vivía y Pedro Páramo conocía todo los territorios estos… Sí existió, Pedro Páramo sí existió”.

Así que los fantasmas de Juan Rulfo tienen mucho de realidad.

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