México, México
La presidenta Claudia Sheinbaum dijo este martes que las grandes armadoras de automóviles que operan en México no tienen planes de mudar sus operaciones del país, en medio de la agresiva ofensiva arancelaria de Washington, que golpea especialmente a este sector.
La industria automotriz mexicana, que exporta a Estados Unidos casi 3 millones de automóviles por año y representa 3,6% del PIB nacional, debe pagar desde el pasado 3 de abril un impuesto aduanero del 25% para ingresar sus productos al mercado estadounidense.
La medida golpea de lleno a las armadoras en México, cuyas cadenas de suministro y producción están altamente integradas con las de Estados Unidos y Canadá a través del acuerdo comercial T-MEC, del cual dependen para garantizar su competitividad.
Sheinbaum afirmó que su gobierno mantiene conversaciones con los directivos de todas las empresas automotrices y que ha hablado "personalmente" con muchos de sus gerentes globales para conocer sus planes "a futuro" con relación a México.
"La mayoría de ellos nos han dicho que no piensan en este momento cambiar nada y que tiene que asentarse la situación", afirmó la mandataria durante su conferencia de prensa matutina.
Sheinbaum agregó que trasladar una fábrica de un país a otro es un proceso complejo. "Requiere primero dinero (...), y no lleva meses, lleva años", afirmó.
Gigantes como Nissan, Volkswagen, General Motors y Ford tienen plantas en territorio mexicano.
La posibilidad de que las armadoras que operan en México trasladen sus operaciones a Estados Unidos es uno de los grandes objetivos de la guerra arancelaria desatada por el presidente estadounidenses Donald Trump.
El mandatario propone que las empresas que quieran evitar los gravámenes trasladen sus fábricas a Estados Unidos para generar empleos y reactivar la industria local a cambio de facilidades y beneficios fiscales.

Fotografía: EFE/ Carlos Ramírez ARCHIVO
- Sheinbaum recordó que el arancel automotriz aplica solo para el porcentaje del vehículo que no haya sido fabricado en Estados Unidos, mientras en el caso del comercio de autopartes el impuesto no se cobrará hasta que Washington determine en qué proporción del mismo debe aplicarse el gravamen.
Debido a la fuerte integración productiva de esta industria, una sola pieza puede cruzar hasta siete veces las fronteras norteamericanas como parte de complejos procesos de fabricación y ensamblaje.