La Haya, Holanda.
El futbolista holandés Arjen Robben, que era jugador del Bayern de Múnich desde 2009, anunció, en declaraciones a la prensa de su país, que pone fin a su carrera profesional con 35 años.
"Es sin duda la decisión más difícil que he tenido que tomar en mi carrera. Una decisión en la que corazón y cabeza han entrado en colisión", explicó Robben, cuyo contrato con el Bayern terminó el 30 de junio.
Robben disputó 96 partidos internacionales con la selección de Holanda, marcando 37 tantos en su equipo nacional y formando parte del equipo que perdió con España la final del Mundial de Sudáfrica-2010. También fue tercero cuatro años más tarde en el Mundial de Brasil-2014.
Conquistó la Premier League inglesa dos veces, con el Chelsea de José Mourinho en 2005 y 2006, antes de ser campeón de la Liga española con el Real Madrid (2008).
Pero en el Bayern es donde pasó más tiempo y con el gigante bávaro cosechó ocho Bundesligas, cinco Copas de Alemania y la Liga de Campeones de 2013, entre otros éxitos. Con esa camiseta marcó 144 tantos.
En la Champions de 2013, que el Bayern ganó tras superar 2-1 en la final al Borussia Dortmund, el tanto de la victoria definitiva lo logró el propio Robben.
En las últimas semanas circulaban varios rumores sobre el futuro de su carrera y algunos apuntaban a un regreso al fútbol inglés, pero finalmente Robben decidió poner punto final a su etapa como jugador.
De la selección holandesa se había retirado después de que la 'Oranje' no consiguiera clasificarse para el Mundial de Rusia-2018.
Robben se ganó una reputación de jugador frágil, tendente a las lesiones, que frenaron poder tener un papel todavía más protagonista. Durante su etapa en Madrid se le había llegado a apodar en la prensa "jugador de cristal".
El último partido del emblemático jugador fue por lo tanto el 25 de mayo en Berlín, en la final de la Copa de Alemania ganada por el Bayern por 3-0 al RB Leipzig.
En ese encuentro, los hinchas se despidieron también de otro veterano que abandonaba el club, el francés Franck Ribery.
- La espina de Sudáfrica -
Robben era un jugador muy querido por los aficionados del Bayern, como quedó demostrado cuando a principios de mayo entró al campo después de cinco meses de baja por lesión. El rugido de la grada del Allianz Arena fue ensordecedor para celebrar la reaparición del holandés.
"Ese recibimiento de los aficionados me puso la carne de gallina", reconoció.
Dejar el Bayern fue un paso doloroso para él: "Todas las salidas hacen daño, pero hay que ver las cosas de manera positiva. Todo tiene un final. Han sido diez años increíblemente bellos".
En un primer momento parecía que Robben se iba del Bayern pero no del fútbol.
"Tengo ganas de continuar jugando, pero no quiero pasar más por cinco meses de parón por una o varias lesiones, eso no me interesa. Conozco mi cuerpo, tengo todavía fuerza física, resistencia, forma física y puedo todavía jugar cuatro o cinco años, siempre que las lesiones me respeten", estimaba recientemente.
Para el fútbol español, más allá de su paso por el Real Madrid, la figura de Robben estará ligada inevitablemente al partido más importante de la historia de la Roja, la final del Mundial-2010 ganada por los hombres de Vicente Del Bosque con un tanto en la prórroga de Andrés Iniesta.
Robben, cuando el partido iba 0-0, tuvo a la hora de juego un mano a mano que no pudo materializar en gol ante Iker Casillas.
Esa será quizás la gran espina clavada de su carrera, no haber sido nunca campeón del mundo con Holanda. Su palmarés y la huella que deja en el fútbol, en cualquier caso, son espectaculares.
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