Guadalajara, Jalisco.

Cada año, miles de integrantes de la comunidad Wixárika emprenden un viaje espiritual hacia Wirikuta, en el desierto de San Luis Potosí.

Este recorrido de más de 500 kilómetros no sólo es una peregrinación, sino una manifestación de su cosmovisión y tradiciones ancestrales. Este año, la comunidad busca apoyo para facilitar el traslado de familias que desean llevar sus ofrendas, esfuerzo que respalda el activista Alejandro Werika.

Fotografía: Cortesía

“El pueblo Wixárika es conocido como los guardianes del peyote.

Aunque muchos los llaman huicholes, su nombre original es Wixárika. Sus visiones y ceremonias se centran en la consagración del hikuri o peyote, una práctica que han mantenido durante cientos, incluso miles de años”.

En su travesía, los peregrinos llevan ofrendas como velas y maíz, que depositan en ceremonias para agradecer por la vida y pedir bendiciones.

Fotografía: Cortesía

La ruta hacia Wirikuta cubre 550 kilómetros desde el Gran Nayar, una región que abarca partes de Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas, hasta el desierto potosino.

Según el Sistema de Información Cultural (SIC) de México, este camino es milenario y en él los chamanes transmiten su conocimiento a nuevas generaciones a través de relatos y rituales.

Fotografía: Cortesía

• En el pasado, la peregrinación se realizaba completamente a pie. 

“Los mara’akáme (guías espirituales) relatan cómo sus abuelos viajaban durante un mes desde San Andrés Cohamiata, en Jalisco, usando huaraches hechos de cuero duro de vaca y toro para resistir el largo trayecto”, comenta Werika.

Aunque hoy algunos aún caminan, muchos dependen de vehículos, lo que ha llevado a la comunidad a recaudar fondos

 para alquilar un camión que facilite el traslado de personas, alimentos y suministros esenciales.

Fotografía: Cortesía

Para los Wixárika, Wirikuta

es el lugar donde los dioses se reunieron y el hogar del venado azul, Kauyumari,

un espíritu sagrado al que rinden tributo. De acuerdo con una leyenda ancestral, los primeros Wixárika encontraron el peyote en Wirikuta durante una hambruna.

“Los cazadores siguieron a un venado azul, y cuando una flecha lo alcanzó, su sangre cayó al suelo y se convirtió en peyote.

Este descubrimiento salvó a la comunidad de la inanición”.

La peregrinación enfrenta desafíos crecientes, como la actividad minera que amenaza la zona, el saqueo de ofrendas y la disminución del peyote. Además, la discriminación en las ciudades sigue siendo un obstáculo.

 “Son comunidades que han estado alejadas de la modernidad para preservar su cultura, idioma y tradiciones. Sin embargo, cuando llegan a las ciudades, muchas veces son discriminados. Esto es irónico porque son pueblos con una riqueza enorme en conocimiento y sabiduría ancestral”.

• Las primeras peregrinaciones de 2025 iniciarán en febrero, mientras que la comunidad de San Andrés Cohamiata tiene previsto partir entre el 15 y el 25 de marzo.

Werika invita a la sociedad a sumarse a la causa a través de donaciones en GoFundMe o con colectas de ropa, cobijas y alimentos. 

Los interesados pueden contribuir en la campaña en línea: https://gofund.me/61a9830b.