Guadalajara, Jalisco.
Una avalancha de nieve y diversión cubrió por completo el escenario del Teatro Diana.
Desde el primer momento, la emoción y el entusiasmo del público hicieron vibrar el recinto. El característico silbido que anuncia la llegada del ferrocarril se escuchó antes de comenzar el mágico espectáculo lleno de luces, música e incluso baile.
Entre aplausos y ovaciones, el público recibió a Slava’s Snowshow que regresó a Guadalajara con una corta temporada.
La ausencia de diálogo entre los protagonistas no significó un inconveniente, pues las risas al unísono de niños, jóvenes y adultos se convirtieron en el lenguaje universal de la presentación.
Durante el intermedio, observé como dos niñas hablaban al mismo tiempo y se interrumpían para contarle a su mamá:
-¡Mami mi parte favorita fue cuando los payasos brincaron entre los asientos y vinieron abajo con nosotros! dijo la mayor.
-¡Ay, mami! la mía fue cuando la telaraña gigante pasó arriba de nuestras cabezas, le contestó la más pequeña.
Uno de los momentos favoritos de los asistentes fue cuando uno de los actores interpretó una extraña conversación, utilizando al mismo tiempo dos teléfonos gigantes antiguos, gestos, un dialecto desconocido y tonos de voz alegres, coquetos y hasta rudos.
El show de clown se caracteriza por sus movimientos amplios y precisos, que en ocasiones se ejecutan rápido y otras veces como en cámara lenta.
Los actores de Slava’s toman objetos sencillos como una escoba, una cuerda, una cama, un perchero y los globos que salen de una maleta para ofrecer a toda la gente una experiencia única.
Al final de la noche, pelotas de todos los tamaños y colores volaron por el auditorio, los espectadores disfrutaron jugar con ellas, así como interactuar con los payasos vestidos con grandes gabardinas, sombreros alargados y enormes zapatos, sin faltar su peculiar nariz roja.
Finalmente, el actor Izmir Gallardo hizo historia, pues es el primer mexicano que forma parte de esta compañía.