Ciudad de México.
Preservar las tradiciones decembrinas en México es uno de los principales objetivos de la ‘Tradicional Pastorela Mexicana’ que este año festeja 35 años de existencia y que busca acercar a las familias a este tipo de representaciones, que podrían estar en riesgo de desaparecer.
“Algo que invita la pastorela es precisamente eso, esta reunión familiar, este pretexto, para podernos reunir y celebrar juntos y pasarla bien un buen rato”, señala en entrevista con EFE Miguel Ángel Morales, director escénico de la obra.
Esta representación vio la luz por primera vez en diciembre de 1988, gracias a la idea de Rafael Pardo, y durante 21 años tuvo como escenario el Museo del Carmen, en el sur de la Ciudad de México, pero desde hace 14 es el claustro del Centro Cultural Helénico, en la misma zona, el que la alberga.
“Ha sido difícil, sí. De por sí hacer teatro es difícil pero sostener durante 35 años un proyecto de esta magnitud (es complicado)”, expresa.
Esta obra, abunda Morales, no solo es un reto que implica montar escenografía, luces, audio y gradas en un espacio abierto, sino porque requiere la coordinación de más de 20 personas en escena, entre actores, bailarines, titiriteros y equipo de producción.
El prestigio que ha logrado esta pastorela es tal que en ella han participado actores como Rogelio Guerra, Héctor Bonilla, Juan Ferrara, Enrique Rocha, Rosa de Castilla, Yolanda Martínez y Alejandra Ley, entre muchos otros.
A diferencia de otras pastorelas, esta tiene un tono completamente familiar pues algunas, “por desgracia, tienen un tinte, no todas, pero sí un tinte vulgar (...) acá tratamos de cuidar mucho eso, cuidamos mucho el ángulo, sabemos que es un público familiar”, dice Morales.
Tradición por generaciones
La ‘Tradicional Pastorela Mexicana’ cuenta brevemente la historia de cómo surge esta tradición popular, presentando, con un baile prehispánico, al indígena que adora a sus deidades hasta la llegada de los españoles con lo cual comienza la evangelización católica.
Los siete pecados capitales, representados por un divertido pelotón de demonios, tientan a los pastores que son custodiados por el Arcángel Miguel y su escudero Rafael montado en un burro. La batalla entre el bien y el mal termina en una gran fiesta mexicana emulando una corrida de toros y una pelea de gallos.
El espectáculo culmina con un hermoso nacimiento, cantos, fuegos artificiales, posada y rifa de piñatas.
Viridiana Robles, quien por primera vez participa en esta pastorela y representa a la pastorcita Rosa, asegura que este tipo de representaciones es muy importante “porque la pastorela en estos momentos representa esperanza” en un momento en el que, dice, “nos hace falta mucha paz”.
Para la actriz la peculiaridad de esta puesta en escena es que tiene “todo ese folclor que nos ayuda a seguir, a tener esta fiesta viva”.
Y aunque reconoce que de alguna manera se ha perdido la costumbre de organizar este tipo de obras de teatro, esta representación ha logrado reunir a las familias, lo que provoca que se mantenga la tradición.
Por su parte, Juan Carlos Cuéllar, quien representa a Chencho otro pastorcito, personaje con el que ha participado en la obra por siete años, resalta que esta pastorela ha logrado sobrevivir incluso a factores como la pandemia por covid-19, pues pese a las restricciones no se interrumpió su representación.
“Hicimos hace dos años una representación vía internet, entonces ya somos la pastorela más vista mundialmente y una función que hicimos en el Zócalo, entonces imagínate”, dice.
- Esta representación se presentará del 16 al 27 de diciembre, con dos funciones diarias, a excepción del 24 de diciembre. Los boletos pueden adquirirse en la taquilla del teatro.
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