Escasez de cultivos alimentarios: solo el 5% de lo producido en el sur de Jalisco es para consumo
Foto: Cortesía/Eco Portal




Autlán de Navarro, Jalisco

 

El Dr. Peter Gerritsen, profesor investigador del Centro Universitario de la Costa Sur en el Departamento de Ecología y Recursos Naturales, ha destacado la importancia de la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria en México. Según Gerritsen, estos dos conceptos, aunque relacionados, no son lo mismo.

"La soberanía alimentaria básicamente se refiere a la capacidad de una región, nación o país para producir sus propios alimentos"

  • explicó, mientras que la seguridad alimentaria se enfoca en el acceso a alimentos suficientes y de buena calidad.

Un tema crucial es la dependencia de México en la importación de granos básicos.

"México importa el 46.2% de todos los granos básicos que consume. Esto significa que cuatro de cada diez días que comemos maíz, no es maíz mexicano, sino principalmente de Estados Unidos"

mencionó Gerritsen, subrayando la vulnerabilidad y falta de control sobre la calidad de estos alimentos importados.

El Dr. también abordó la transformación de la producción agrícola en México desde 1963, cuando comenzaron las importaciones de granos básicos. La falta de apoyo gubernamental y el modelo de producción agrícola industrializado han llevado a una priorización de las ganancias económicas sobre la producción de alimentos sanos y sostenibles.

La soberanía alimentaria es un concepto antiguo que ha ganado importancia con el aumento de la urbanización. "Actualmente, el 80% de los mexicanos vivimos en ciudades, entonces el 20% de la población, los campesinos, son los que producen alimentos para el otro 80%", detalló.

Esta situación se agrava con la apertura de los mercados y tratados de libre comercio, que han incentivado la importación de alimentos en detrimento de la producción local.

La pandemia de COVID-19 reveló la fragilidad de los sistemas de importación de alimentos, impulsando esfuerzos para fortalecer la producción local.

"Hay una búsqueda de reforzar la producción propia en México para aprovechar variedades nativas y plantas que se consumían antes y que ya no se consumen", señaló el investigador, indicando una tendencia hacia prácticas agrícolas más sostenibles.

No obstante, la región sur de Jalisco enfrenta serios desafíos en términos de soberanía alimentaria. Estudios recientes muestran que entre el 90% y el 95% de lo que se produce en términos de volumen no son cultivos alimenticios.

"Vemos caña, agave, aguacate, y no hay mucho más", comentó el Dr.  lo que indica una dependencia total de los alimentos de fuera y plantea riesgos significativos en situaciones de emergencia, como ocurrió con el huracán Jova en 2011.

Además, la producción agroindustrial dominante en la región, que utiliza grandes cantidades de agua y agroquímicos, contribuye a problemas de salud y medioambientales. Gerritsen destacó el impacto negativo de estos métodos en la salud humana y en la biodiversidad del suelo, mencionando casos específicos de contaminación y enfermedades relacionadas con la exposición a agroquímicos.

El modelo agrícola actual debe cambiar hacia uno que priorice la sostenibilidad, la salud y el conocimiento local.

"La pérdida de soberanía alimentaria tiene que ver con la transformación de la forma en que producimos los alimentos", afirmó Gerritsen, llamando a una reevaluación de las prácticas agrícolas y políticas para garantizar una producción de alimentos más justa y equitativa.