Posadas, la tradicional fiesta navideña mexicana se resiste a apagarse por el COVID-19
Fotografía: Ronaldo Schemidt/ AFP




Xochimilco, México

En el taller de Yuridia la venta de piñatas no cesa. Pese al llamado gubernamental para suspender las celebraciones de fin de año, en el barrio de Xochimilco la gente se sigue llevando este artículo para animar sus posadas, las fiestas navideñas más populares de México.

En pleno repunte de contagios de covid-19, que dispararon la ocupación hospitalaria hasta el 82% en la capital, los pedidos para comprar estas cajas de sorpresas continúan, desafiando además los pronósticos sombríos por la crisis económica.

"Las posadas se pospusieron, pero hay personas que celebrarán las fiestas decembrinas solo con la familia", dice a la AFP Yuridia Torres, de 47 años, administradora de la fábrica situada en este barrio del sur de Ciudad de México.

El presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró este miércoles su llamado a "solo salir a la calle por lo indispensable" durante el fin de año.

"No fiestas, reuniones o posadas", insistió por su parte la alcaldesa de la capital, Claudia Sheinbaum.

El cumplimiento o no de las recomendaciones se verá a partir de este miércoles, cuando comienzan los nueve días de posadas.

Mezcla de costumbres religiosas e indígenas, esta tradición que evoca el nacimiento de Jesús transcurre en casas o calles, que pueden terminar convertidas en verbenas llegando a reunir a miles de personas.

Aunque las posadas no están expresamente prohibidas, las autoridades capitalinas consideran la posibilidad de multar a quienes realicen fiestas de más de diez personas.

Con sus variadas formas, colores vivos y elaboradas con barro o cartón, las piñatas son un elemento central de esta festividad. Los participantes, con los ojos vendados, las golpean con un palo hasta hacer caer su botín, por lo general dulces y frutas.

En Xochimilco, donde la vida de las comunidades originarias está estrechamente ligada a las tradiciones, algunos intentan encontrar un punto medio, como Hilda Varela, que realizará su posada a través de Facebook.

Esta doctora de 66 años se preparó durante diez meses para ser anfitriona de la celebración en honor al Niño de San Juan. "Por tradición, no puedes cerrar la puerta a Dios. Aunque sea virtualmente, la haremos", cuenta a la AFP.

Otro elemento que no puede faltar en las fiestas navideñas es la flor de Nochebuena, de herencia prehispánica y alargados pétalos rojos.

Su nombre en la lengua indígena náhuatl es Cuetlaxóchitl, que significa "flor que se marchita". Este año se han vendido en México 16 millones de matas, según la Secretaría de Agricultura.

"Temimos que se cayeran las ventas, pero gracias al consumo local casi vendimos 30.000 plantas", cuenta Édgar López, administrador del invernadero San Marcos.

En contraste, Julieta López, comerciante de piñatas y Nochebuenas en Xochimilco, ha visto ralentizarse sus ventas y teme que empeoren ante posibles restricciones.

Con 129 millones de habitantes, México registraba hasta el martes 1,26 millones de casos confirmados y 115 mil 99 muertes por covid-19 desde el inicio de la pandemia.