Guadalajara, Jalisco.
Pasaron once años de la muerte de Miguel Ángel López Rocha, quien después de caer en el río Santiago fue atendido de emergencia, no por ahogarse sino porque su piel quedó impregnada de arsénico y otros metales pesados por la contaminación del río.
Miguel Ángel Ya tendría 19 años, y agrupaciones ambientales acudieron a Palacio de Gobierno para recordar con una protesta, el incumplimiento de la macrorecomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos que se traduce en la muerte de mil 231 personas y 4 mil 29 vivas aún pero con daño renal y cáncer.
Sin una declaratoria de emergencia sanitaria y ambiental, afirmaron los asistentes, ningún plan de intervención como el que echó a andar el gobernador Enrique Alfaro, en diciembre, tiene sentido.
María González, del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario reprochó que autoridades estatales insistan a los afectados ambientales "auto cuidado" para no morir.
La madre de Miguel Ángel López Rocha siguió criando al resto de sus hijos pero el padre adoptivo Raúl Luna, falleció hace tres años por daño renal.