<app-location-line>Jacumba, Estados Unidos.</app-location-line>
Cientos de migrantes que llegan a diario a la frontera sur de Estados Unidos se amontonan en campamentos improvisados en medio del desierto de California, plagado de serpientes y escorpiones, donde sin agua ni abrigo enfrentan el clima extremo y precarias condiciones sanitarias.
Activistas han definido estos campamentos a los pies del muro entre Estados Unidos y México como centros de detención a cielo abierto. Allí los migrantes esperan incluso por días para ser procesados por unas autoridades migratorias que se dicen sobrepasadas y sin capacidad institucional para ir más rápido.
"La patrulla fronteriza nos dijo que esta es la nueva normalidad", comentó a la AFP Erika Pinheiro, directora ejecutiva de la ONG Al Otro Lado.
- Sólo en tres de estos asentamientos en Jacumba, una pequeña localidad en el suroeste de California, unos 800 migrantes aguardan a diario.
Pinheiro afirma que las autoridades los mantienen allí confinados mientras liberan espacio en los centros de procesamiento.
"Son advertidos de que si salen de estos campos serán deportados (...) Pero la patrulla fronteriza no les da comida, agua, refugio o asistencia médica", dijo Pinheiro.
Al Otro Lado, junto con otras organizaciones, les llevan alimentos, agua y cobijas, cargadores eléctricos y les brindan atención médica. Pero temen quedarse sin recursos pronto.