Migrantes etíopes entre la vida y la muerte en Arabia Saudita
Imagen ilustrativa. Foto de Marcelo Renda: https://www.pexels.com/es-es/foto/ciudad-carretera-arte-calle-4213026/




Dubái, Emiratos Árabes Unidos.

Escondidos en las montañas del sur de Arabia Saudita, los migrantes etíopes tienen un solo objetivo: evitar a los guardafronteras que, de un solo disparo, pueden poner fin a su búsqueda de una vida mejor.

Solo cuando cae la noche se atreven a aventurarse hasta las aldeas vecinas para buscar restos de comida.

"Tenemos miedo de morir en cualquier momento. Le suplicamos a la gente que nos dé harina y pan, después regresamos a las montañas", relata Mohammed, de 30 años, quien habló por teléfono con la AFP desde un refugio improvisado cerca de la frontera con Yemen.

"La gente tiene miedo de ayudarnos a encontrar trabajo porque es ilegal, así que sentimos que estamos atrapados entre la vida y la muerte".

Cada año, cientos de miles de migrantes africanos encaran los peligros de la "Ruta del Este", que atraviesa el mar Rojo y Yemen, devastado por la guerra, hasta Arabia Saudita.

Cada etapa es peligrosa, pero el último trecho, que va desde las mesetas altas de Yemen hasta el sur de Arabia Saudita, es el más mortal.

En agosto, Human Rights Watch acusó a los guardias fronterizos sauditas de matar, a menudo usando armas de fuego, a "al menos cientos" de etíopes que intentaban entrar en el reino entre marzo de 2022 y junio de 2023.

Riad rechaza las acusaciones, que califica de "infundadas y no basadas en fuentes fiables".

Las entrevistas de la AFP con seis migrantes y cuatro traficantes -que pidieron ser identificados solo por su nombre de pila por razones de seguridad- indican que incluso cuando etíopes como Mohammed alcanzan territorio saudita, están lejos de tener la certeza de hallar trabajo y cambiar su vida.

"Como si fuéramos basura" 

Mohammed todavía era adolescente cuando llegó por primera vez a Arabia Saudita, pasando por Yibuti y atravesando el mar Rojo oculto en un barco pesquero.

Los rebeldes hutíes aún no habían tomado la capital yemení Saná y pudo llegar a salvo a Arabia Saudita, donde un traficante le consiguió empleo como pastor.

  • Sin embargo, hace tres años perdió ese trabajo y regresó a su región natal de Oromia, en Etiopía, donde se encontró en la indigencia.

El año pasado recaudó unos 2.500 dólares para un segundo viaje al rico reino petrolero, pero esta vez el trayecto fue más angustioso, sobre todo en la frontera entre Arabia Saudita y Yemen.

"Cada dos metros había etíopes muertos", recuerda. "Los sauditas abren fuego contra los etíopes como si no fuéramos humanos, como si fuéramos basura".

En agosto, una fuente oficial saudita declaró que tales afirmaciones carecían de fundamento y que las autoridades respetaban los derechos humanos.

Sueños pendientes 

El número de migrantes que llegan Arabia Saudita disminuyó en los últimos meses, dijeron a la AFP traficantes, que no saben el motivo exacto.

"Llegan al menos 200 por día", declaró un traficante también llamado Mohammed. "Antes, las cifras eran más elevadas, pero el control se ha reforzado".

Abdi, asistente de otro traficante, explica que si los etíopes disponen de dinero cuando llegan al reino, son alojados y alimentados. Duermen con seguridad armada, en habitaciones de diez personas, mientras los traficantes intentan encontrarles trabajo.

  • Si no disponen de dinero con el que pagar estos servicios, la mayoría son abandonados a su suerte, agrega.

Entre los pocos afortunados está Sara, de 23 años, que encontró un empleo de trabajadora doméstica con una familia de Riad que, según ella, la trata y le paga bien.

Pero como no dispone de papeles, nunca deja la casa de su empleador. Sus sueños han quedado aparcados y se siente "infeliz", reconoce.

Para poder reencontrarse con sus familiares, Sara pagó con sus ahorros los 5.000 dólares del pasaje clandestino para su hermano y su sobrino que, si bien han llegado al sur de Arabia Saudita, no pueden salir de allí.