El ultraderechista Frente Nacional aspira más que nunca a ser una alternativa de poder enFrancia y mira ya hacia las elecciones presidenciales de 2017 tras su histórica victoria en la primera vuelta de las regionales.

"El pueblo francés está harto, de elección en elección, confirma su confianza en el Frente Nacional", declaró el lunes su presidenta, Marine Le Pen las cadenas BFMTV y RMC. "Creo que los franceses tienen ganas de probar" el FN, agregó.

"Ahora ya hemos tomado la medida de la ola. Creo que Marine llegará al poder (...) tendremos un día una mujer presidenta de la República", sostuvo por su parte el diputado lepenista Gilbert Collard.

La prensa francesa llegaba este lunes a la misma conclusión con titulares como "El FN en las puertas del poder" (Le Parisien), o "Se acerca" (Libération, izquierda).

"El Frente Nacional se instala con fuerza en el centro de nuestro paisaje político. Para la izquierda y para la derecha, es un rotundo fracaso", señaló por su parte el conservador Le Figaro.

Las elecciones regionales, cuya segunda vuelta tendrá lugar el próximo domingo, son los últimos comicios en Francia antes de las presidenciales de 2017.

En un país todavía traumatizado por los atentados yihadistas de París, el FN obtuvo 28% de los votos, sobrepasando a Los Republicanos (LR), el principal partido de la oposición de derecha, liderado por el expresidente Nicolas Sarkozy, y sus aliados centristas (27%).

El gubernamental Partido Socialista quedó relegado al tercer lugar, con 23,5%.

El FN quedó primeo en seis de las 13 regiones francesas: en el norte (Norte Paso de Calais Picardía), donde es candidata Marine Le Pen, en el sudeste (Provenza Alpes Costa Azul), donde se presenta su sobrina Marion Maréchal-Le Pen, en el nordste (Alsacia Champaña Ardenas Lorena), en el este (Borgoña Franco Condado), en el centro (Centro Valle del Loira) y en el sur (Languedoc Rosellón Sud Pirineos).

Marine Le Pen y Marion Maréchal-Le Pen obtuvieron en sus regiones respectivas más del 40% de los votos.

- Avance inexorable -

El partido ultraderechista confirma así su avance inexorable desde hace cinco años:  11,4% en las regionales de 2010, 17,9% en la presidencial de 2012, 24,86% en las europeas de 2014 y 25,2% en las departamentales de marzo de 2015.

Sus seguidores son ahora de todas las clases sociales, y el partido se beneficia del rechazo a la clase política tradicional.

El Partido Socialista, gran perdedor de los comicios del domingo, anunció que retirará a sus candidatos en las regiones en que el Frente Nacional puede ganar y en las que la izquierda no sobrepasa a la derecha.

"Durante cinco años, los socialistas no tendrán escaños en esas regiones", recordó el primer secretario del PS,  Jean-Christophe Cambadélis, recalcando la importancia de ese "sacrificio".

La decisión fue acatada inmediatamente por los socialistas del norte y el sudeste pero fue rechazada el lunes por el candidato socialista en el nordeste, donde podría ganar el vicepresidente del FN, Florian Philippot.

En la derecha, el tema es también objeto de divisiones. Nicolas Sarkozy se opuso a "cualquier tipo de fusión o retiro" de sus listas en las regiones en las que el FN puede ganar.

En cambio, Nathalie Kosciusko-Morizet, número dos de Los Republicanos, sostuvo que hay que hacer todo lo posible "para evitar que el Frente Nacional se instale al frente de una región".

Los aliados centristas de LR abogaron también por retirar de las listas a los que quedaron en tercera posición en las regiones en las que el FN puede ganar. El ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin (LR) sostuvo la misma posición.

En la perspectiva de la presidencial, el éxito de la extrema derecha es un duro golpe para Nicolas Sarkozy, que contaba con capitalizar a su favor una victoria de LR en las regionales con vistas a las primarias que su partido organizará en 2016.