Yokohama, Japón
An Yong-hak nació y creció en Japón, pero animará a la selección en la que jugó, Corea del Norte, en el duelo del jueves en Tokio entre ambos países, dentro de la fase de clasificación al Mundial de 2026.
Este exfutbolista, que tiene ahora 45 años, forma parte de los 300.000 coreanos étnicos (llamados "Zainichi") que viven en Japón. Se trata de una comunidad numerosa, con personas que vienen tanto del norte como del sur de la península vecina, y de un grupo que ha sufrido durante mucho tiempo discriminación en el ámbito laboral o en la protección social en el archipiélago nipón.
Educado en Japón, en una escuela pro-Pyongyang, fue convocado en 40 ocasiones por Corea del Norte y con esa selección llegó a enfrentarse en partidos internacionales al portugués Cristiano Ronaldo, al brasileño Kaká o al marfileño Yayá Touré durante el Mundial de Sudáfrica-2010.
"He jugado contra Japón en el estadio de Saitama (periferia de Tokio) durante la fase de clasificación al Mundial de 2006", recuerda An Yong-hak. "Marcaron en el descuento y perdimos" pero después del partido "nos dimos la mano y fuimos a saludar todos juntos a los aficionados japoneses".
"Fue un gran partido, que iba más allá del resultado. Espero que esta vez también sea así", deseó el exjugador en una entrevista concedida a la AFP en una escuela pro-Pyongyang de Yokohama, cerca de Tokio.
Gran recibimiento en Pyongyang
Los miembros de la comunidad Zainichi descienden en su mayor parte de migrantes civiles coreanos desplazados a menudo con la obligación de convertirse en mano de obra en los años de la colonización japonesa de la península (1910-1945).
Como ocurrió con An Yong-hak, coreano étnico de tercera generación en Japón, algunos son escolarizados en escuelas sostenidas por organizaciones pro Corea del Norte y financiadas por Pyongyang.
Japón y Corea del Norte no tienen relaciones oficiales, pero Tokio autoriza el funcionamiento de estas escuelas, aunque no les concede las mismas subvenciones que a las demás.
"Siendo sincero, al principio conocía mejor los nombres y las caras de los jugadores japoneses que veía en la televisión que los de los norcoreanos", admite este exfutbolista, que comenzó su carrera en la liga japonesa (J-League).
"Pero yo soy de origen coreano y me llamo An Yong-hak. Consideraba a la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial de Corea del Norte) como mi selección nacional y siempre trabajé duro manteniendo eso en la cabeza", dijo.
Durante los viajes escolares a Pyongyang en los que participó siendo niño afirma que siempre tuvo un recibimiento muy cálido.
Motivos para el orgullo
Si bien sus compañeros de equipo en la selección de Corea del Norte no eran inicialmente muy abiertos con los jugadores procedentes de Japón, "al final éramos como una familia".
"Vivimos en países diferentes (...) pero he trabajado duro en el campo para que se estableciera un clima de confianza", subrayó.
An Yong-hak defendió a Corea del Norte en Sudáfrica-2010, la última vez que el país se clasificó para un Mundial masculino en categoría absoluta.
En aquel equipo había otros coreanos nacidos en Japón, como el atacante Jong Tae-se, apodado el 'Rooney del pueblo', como guiño a Wayne Rooney, que fue delantero estrella de la selección inglesa.
El descenso del número de Zainichi en los últimos años no favorece ahora la eclosión de talentos procedentes de esta comunidad y el jueves la selección de Corea del Norte solo contará con un jugador nacido en Japón, señala An Yong-hak, que sueña con que la escuela de fútbol que él dirige contribuya a la formación de una nueva generación de internacionales norcoreanos.
"El número de niños puede que disminiya, pero todavía hay quien desea jugar" para Corea del Norte, destaca este exfutbolista, retirado en 2017 y que ha entrenado a un equipo de coreanos en Japón durante un 'Mundial alternativo' en el que tomaron parte naciones no reconocidas.
- En 2006, se convirtió en el primer internacional norcoreano en jugar en la K-League de Corea del Sur, a pesar de las dificultades ligadas a que los dos países de la península coreana están todavía oficialmente en guerra.
Gracias al fútbol, los Zainichi tienen motivos para estar orgullosos, confía.
"No quiero que los niños crezcan pensando que el hecho de ser de origen coreano es algo negativo" en Japón, sentencia.