La guerra con Hezbolá es la única solución, dice un alcalde del norte de Israel
Fotografía. Rabih DAHER / AFP




David Azoulay es el hombre de las malas noticias. Él es quien tiene que llamar a los ciudadanos desplazados de su municipio para anunciarles que un cohete del movimiento libanés Hezbolá destruyó su casa en la deshabitada localidad israelí de Metula.

Como alcalde de este pequeño municipio en el extremo norte de Israel, Azoulay no ve otra opción que una guerra total para hacer desaparecer la amenaza que obligó a partir a sus habitantes. "No tenemos otra opción", dice a la AFP.

El hombre de 57 años vive solo en este pueblo rodeado de territorio libanés por el norte, el oeste y el sur.

Sus 2.000 habitantes fueron evacuados en octubre, al comienzo de la guerra entre Israel y el movimiento palestino Hamás en la Franja de Gaza.

El alcalde se quedó sin embargo, para llevar la cuenta de los daños provocados por los disparos casi cotidianos sobre el norte de Israel del movimiento Hezbolá, aliado de Hamás y respaldado por Irán.

Azoulay duerme en un refugio por la noche y durante el día verifica los daños:

130 de las 650 casas han sido alcanzadas por los disparos desde el 7 de octubre, fecha del sangriento ataque de Hamás contra Israel que desató la guerra en Gaza, y que hace temer una escalada regional del conflicto, en especial con Líbano.

Para él, es necesario entrar de lleno en lucha contra Hezbolá para alejar de la frontera a este movimiento proiraní.

  • Israel y el movimiento chiita no han dejado de cruzar fuego, sin enfrascarse en una guerra total.

Al menos 322 personas han muerto en Líbano, en su mayoría combatientes de Hezbolá, y al menos 56 civiles, según un balance de AFP.

En Israel han muerto 10 soldados y siete civiles, según el ejército.

Los intercambios de fuego han desplazado a decenas de miles de personas a ambos lados de la frontera.

La guerra "es la única solución para que los habitantes regresen en seguridad", sostuvo Azoulay esta semana durante una visita organizada por las autoridades israelíes.

- "Ofensiva de primavera" -

París y Washington han enviado misiones a Líbano e Israel para intentar bajar la presión, pero Sarit Zehavi, una ex agente de la inteligencia militar israelí, considera que un acuerdo no acabará con las amenazas que presenta Hezbolá.

"La idea de un acuerdo de alto el fuego que no elimine las capacidades de Hezbolá es algo que no me deja dormir"

, declaró Zehavi a periodistas durante la visita.

Según ella, la estrategia de Hezbolá consiste en arrastrar a Israel a la guerra, en lugar de iniciarla. Ella teme también posibles infiltraciones de combatientes chiitas.

Pero para Hamish Kinnear, analista de Oriente Medio para la consultora de riesgos Verisk Maplecroft, "es poco probable que Hezbolá quiera una guerra total", porque prefiere basar su estrategia en la sorpresa, "esencial en un conflicto asimétrico".

Una guerra a gran escala lanzada por Israel también es "improbable", porque el país prefiere "concentrar sus recursos en el combate contra Hamás" en Gaza, indicó a AFP.

Por el contrario, Hussein Ibish, del Arab Gulf States Institute, en Washington, considera que Israel avanza a una escalada al lanzar ataques cada vez más profundos en Líbano, como uno reciente en Baalbek, a un centenar de kilómetros de la frontera.

Según él, hay señales de una "ofensiva de primavera" israelí en Líbano. "Israel quiere crear la impresión de que esta guerra es inevitable para asegurar el norte", afirma Ibish.

- "Merecemos" la paz -

En Kiryat Shmona, otra localidad del norte cuyos habitantes han tenido que irse a causa de los disparos procedentes de Líbano, el encargado de seguridad Ariel Frisch cuenta cómo han cambiado las cosas desde el 7 de octubre.

"El 6 todavía podíamos ir a Metula, ver las posiciones de Hezbolá al otro lado de la frontera y bromear. Nos decíamos 'ellos tienen armas, ¿y qué? Nosotros tenemos al ejército israelí, estamos seguros'"

Después del ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, "todo cambió porque entendimos que una invasión (de Hezbolá) era una amenaza real", dice, al considerar que tal amenaza debe ser "eliminada" para permitir un retorno a la normalidad.

"Queremos la paz, la merecemos. Lo que tenemos ahora no es paz ni es vida".