Guadalajara, Jalisco 

Hubo una época en donde las calles de Guadalajara se llenaban de luz, colores y diseños en gran formato en el marco de la navidad, y aunque en la actualidad sólo algunas avenidas principales tienen este tipo de expresiones, hace algunas décadas la euforia por las tradiciones visible en las calles era distinta.

Lo que fue recordado por el maestro José Daniel López, Jefe de Patrimonio Artístico e Histórico, en el Museo de las Artes Populares de Jalisco. 

• En un ánimo nostálgico y con la fijación en que un día pueda recuperarse la motivación por iluminar las calles de Guadalajara, el maestro impartió la conferencia “El alumbrado navideño en Guadalajara", como un "repaso histórico para reflexionar sobre la identidad tapatía y su transformación por la modernidad, en una capital que llegó a ser nombrada “la ciudad navideña por excelencia”, dijo.

Fue en 1957 cuando el entonces alcalde Juan Gil Preciado toma la iniciativa de instalar ornatos navideños en las calles principales del Centro Histórico de Guadalajara.

Al inicio se trataba de adornos rudimentarios que reflejaban la cultura local, como faroles hechos de papel, pero conforme pasaban los años el interés por tener una ciudad iluminada cada mes de diciembre fue en aumento.

Por esa razón, cada vez se crearon diseños más representativos, tanto de elementos navideños presentes en otras partes del mundo como las campanas, las veladoras de adviento y figuras religiosas, así como referencias a la cultura mexicana, como las danza tradicionales y las piñatas. 

En la década de los 50's el crecimiento de Guadalajara se aceleró, pues lo que era una localidad delimitada por puntos como La Minerva comenzó a expandirse, de tal manera que el mayor número de personas y turistas resultó en la búsqueda de imitar las tradiciones de otras ciudades.

Fotografía: Gobierno de Guadalajara

“Trató de hacerse emulando a las grandes ciudades del mundo, es decir, Madrid, Barcelona, Nueva York, que ya tenían esta práctica, esta costumbre, y que Guadalajara, que se estaba abriendo a una modernidad, es importante reflexionarlo: para los años 50’s Guadalajara experimenta un crecimiento acelerado, no solamente en el número de habitantes, sino también en el espacio físico”, señaló López.

Las decoraciones en gran formato tuvieron su auge entre las décadas de los 70’s y 80’s, dijo el investigador, y algunas de las calles más llamativas eran Juárez, 16 de Septiembre e Hidalgo, aunque sin importar si se trataba de una calle poco transitada, igualmente tenía llamativas decoraciones.

El crecimiento de estas costumbres fue tal que no solo fueron las calles adornadas, pues también lo fueron las plazas públicas y edificios.

Foto: Gobierno de Guadalajara

Pero ya en la entrada del siglo XXI, el maestro señaló que estas tradiciones comenzaron a decaer.

“Fue muy singular como poco a poco fue decayendo la idea de adornar, la manera de hacerlo, se empezaron a hacer adornos un poco más modestos, un poco más pequeños, ya no todas las zonas de la ciudad se ornamentaban.

Había calles, yo recuerdo, la González Ortega, que era de tránsito muy menor que también la decoraban y eso se restringió solamente a las principales arterias, se comienza a hacer menos ostentoso”.

Por ello, insistió en que es necesario no olvidar los momentos de la ciudad, pues más que adornos navideños, estos hablan de una etapa de profundos cambios que son parte del recorrido de la capital jalisciense a la ciudad que conocemos hoy.

Esta charla fue parte del cierre de actividades de este año del Museo de las Artes Populares, en el que además se encuentra activa la exposición de nacimientos tradicionales, para mostrar el talento y la creatividad de las comunidades artesanas de Jalisco, y cómo se ha transformado esta tradición con el tiempo.

Estará hasta el 21 de diciembre.