Guadalajara, Jalisco.
México ocupa actualmente el segundo lugar mundial en consumo de pornografía, un fenómeno que no es reciente y cuyas raíces históricas son exploradas en el libro "El cuerpo del delito / los delitos del cuerpo" del doctor en Historia del Arte, Juan Solís.
Este estudio profundo examina el vasto archivo de cine pornográfico clandestino preservado en la Filmoteca de la UNAM y ofrece una visión inédita de una industria secreta y controversial.
En su investigación, Solís se sumerge en las entrañas de la Filmoteca de la UNAM, donde yace una colección de cortometrajes pornográficos realizados en México y en el extranjero, entre las décadas de los años 20 y 50 del siglo XX.
Estas cintas, protagonizadas por charros, chinas poblanas, campesinos, asesinos, árabes, gitanos, monjes locos, mujeres osadas, patrones voyeristas y trabajadoras domésticas, han sido en gran parte ignoradas por la historiografía oficial del cine mexicano. Sin embargo, gracias al análisis riguroso de Solís, este material prohibido y silenciado está siendo rescatado del olvido.
"Hay que ubicar el cine pornográfico mexicano en los treintas, estamos hablando de una década en donde ya se acabó la revolución, ya se está institucionalizando y como ya se dinamitó todo el imaginario porfirista hay que inventar uno nuevo, entonces
¿Qué es México? Se va a plasmar en los murales y es cuando se define por medio de debates
y se decide que la pareja prototípica mexicana será la pareja prototípica de occidente El Charro y la China".
En la charla llevada en la Librería Carlos Fuentes, Solís compartió detalles sobre estos cortometrajes, muchos de los cuales tienen títulos tan provocativos como "Gitanos cariñosos" (1925-1935), "Un minuto de amor" (1942-1950), "Cuento de un abrigo de mink" (1955-1958), "Chema" y "Juana Viaje de bodas" (1928-1931), "Mamaíta" (1915-1920), "El monje loco" (1931-1935) y "Las muchachas".
- Estos títulos, a menudo apócrifos, revelan un cine que, aunque considerado inmoral y subversivo, era un negocio altamente rentable.
Solís destaca que tras el estreno de la cinta Allá en el Rancho Grande en 1936 el estereotipo mexicano se decretó sirvió de punto de partida el porno nacional.
"Es la primera película que muestra lo que en teoría es México; una gran hacienda donde todos son felices de ser quien son, el patrón, los peones y todo el mundo canta, es ese momento la pornografía circula en ese imaginario.¿De qué se nutre la pornografía? Dos cuerpos o más teniendo sexo, pero también tienen ropaje y ese ropaje se llama diegesis, es decir el relato donde se mueve ese relaro? Pues agarrarnos a la pareja prototípica, El Charro y China Poblana para hacer una película pornográfica que se llama Viaje de Bodas".
Durante la segunda década del siglo XX, este tipo de cine era visto como una escuela de comportamientos delictivos y faltas a la moral. No obstante, las cintas se producían, distribuían y exhibían en la clandestinidad, creando una industria próspera y lucrativa.
La obra de Juan Solís no solo arroja luz sobre un aspecto oculto del cine mexicano, sino que también invita a una reflexión más amplia sobre la censura, la moralidad y el consumo de pornografía a lo largo del tiempo.
En un contexto donde México sigue siendo un líder en el consumo de este tipo de contenido, la historia de estos cortometrajes ofrece una perspectiva crítica y reveladora sobre la evolución y persistencia de este fenómeno en la sociedad.
La presentación se dio durante la segunda jornada del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG 39), en la Librería Carlos Fuentes.
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