Guadalajara, Jalisco.
Pionero en la creación de alebrijes, Manuel Jiménez comenzó a vender en los años 40s, sus piezas en hogares oaxaqueños a solo diez centavos cada una.
La muestra del artesano, “El tallador de sueños” visita por primera vez Guadalajara y el Museo de Artes Populares. La directora del OPD de Museos, Exposiciones y Galerías de Jalisco, Miriam Villaseñor, habló sobre el impacto del legado de Manuel:
“Manuel dejó un gran legado, actualmente, hoy en San Antonio Arrazola más de 200 familias hacen alebrijes, esto no sucedía en los años 40s, fue Manuel y su familia los que empezaron con esta actividad en la que no nomás tallaban animales por tallarlos, había una especie de intención de crear animales que fueran fantásticos y que a la vez contarán y hablarán de legados, por ejemplo: los jaguares que son referencia en Monte Albán”.
Manuel utilizaba la madera de copalillo como la materia prima para elaborar sus piezas, de la cual se extraía el incienso prehispánico. En 1957, el norteamericano Arthur Train descubrió su talento nato:
“La verdad es que tuvo una trayectoria internacional, él fue descubierto por personas de Estados Unidos en su ciudad natal en San Antonio Arrazola y posteriormente en el año 78 gana el Premio del Festival de la Raza en San Antonio, Texas, donde lo convierten ahora sí en este personaje, en este artista, en este patrimonio vivo, que hasta el día de hoy se continúa su legado”.
Además, la escuela de Manuel Jimenéz ha dejado una huella importante en su comunidad y en nuestro país:
“Algo muy visionario de Manuel Jimenéz es que no se detuvo nada más en difundir el conocimiento a sus familiares sino que se abrió junto con su familia por supuesto, porque es un trabajo en colaboración, a que más generaciones pudieran hacer y adoptar el oficio del tallado de madera y eso me parece sumamente importante, tenemos actualmente muchos casos en el país donde el arte popular se pierde por diferentes razones”.
Si el oficio se extingue, significaría la desaparición de los simbolismos y la tradición alrededor de él, comentó Villaseñor. A su vez, afirmó que el trabajo del artesano es sinónimo de memoria y de una historia que se transmite de generación en generación.
Es posible visitar la exposición hasta el 10 de junio, de martes a sábado con un horario de 11:00 a 17:00 horas. La entrada es gratuita.