Velyka Pysarivka, Ucrania
En medio de los escombros, Svitlana Zavaly busca desesperadamente cualquier cosa que pueda recuperar entre las ruinas de su casa, bombardeada por Rusia, en el noreste de Ucrania.
"¡Ya no tenemos nada!", lamenta la mujer de 67 años, vecina de Velyka Pysarivka, un pueblo situado a cinco kilómetros de la frontera rusa.
A mediados de marzo, los bombardeos rusos se sucedieron durante unos diez días en esta localidad de la región de Sumy.
Los ataques se produjeron después de que combatientes rusos aliados de Kiev realizaran varias incursiones en territorio ruso.
"Lo teníamos todo. Y de repente pasó. Qué bueno que nos fuimos de aquí dos días antes", cuenta Zavaly, vestida con un impermeable demasiado grande, el cabello cubierto con un pañuelo blanco y guantes de jardinería naranja en las manos.
Junto con su marido, regresó al pueblo para pasar el día. Ambos viven temporalmente en Ojtirka, unos 40 kilómetros al oeste, donde fueron evacuados como muchos otros residentes de las zonas bombardeadas.
El 17 de marzo, una vecina que permaneció en el pueblo la llamó por teléfono a las cuatro de la mañana.
"'Svitlana, hola'. Le dije: 'Vania, no me digas nada. Está claro'. Y contó que el bombardeo había alcanzado la casa. Pasó así. Nos convertimos en personas sin hogar", recuerda, con los ojos empañados de lágrimas.
200 bombas
Prácticamente todos los edificios del centro de Velyka Pysarivka quedaron destruidos. También se bombardearon casas en barrios más cercanos a la frontera, indica Olekséi Bryl, el jefe adjunto de la policía local.
Durante unos diez días "hubo explosiones constantes", explica a la AFP. "Hoy, la situación se ha estabilizado y se redujo la [intensidad] de los bombardeos", añade Bryl durante una visita al pueblo, que tenía 4.000 habitantes antes de la guerra.
Los combates empezaron el 12 de marzo. Ese día, Rusia afirmó haber frenado múltiples ataques procedentes de Ucrania contra dos de sus regiones fronterizas.
Los enfrentamientos duraron varios días y luego las incursiones cesaron.
Durante dos semanas, solo en Velyka Pysarivka y las aldeas vecinas se registraron 567 ataques, 200 de ellos realizados con bombas aéreas guiadas, de gran poder de destrucción, según un balance divulgado el martes por las autoridades regionales.
Seis personas murieron y 12 resultaron heridas.
"Todos nos fuimos el 14, un jueves... del infierno. Nos bombardearon, volaban aviones", relató Valentina, de 67 años, quien no quiso dar su apellido. Ella fue evacuada a Ojtirka.
- Según Olekséi Moroz, de 38 años, quien también partió con su familia a Ojtirka, la gente "comprendió que desde que el batallón (Legión de la Libertad de Rusia) entró (a Kozinka, en Rusia) se produciría un efecto bumerán", con intensos bombardeos rusos.
"Idea estúpida"
"El 13 comenzaron los ataques aéreos. La noche del 13 al 14, (las fuerzas enemigas) atacaron sin interrupción y la mañana del 14 fuimos evacuados en bus bajo un intenso bombardeo (...). Era imposible quedarse allí", cuenta por su parte Yulia Drokina, de 33 años, acompañada de sus dos hijos pequeños.
Al ser preguntados sobre la razón que, según ellos, llevó a los combatientes aliados de Kiev a hacer incursiones, varios lugareños refieren el rumor de que las tropas rusas se habían concentrado en la frontera y de que se estaban preparando para entrar a Ucrania.
"Temíamos que, si el batallón (de rusos anti-Kremlin) no intervenía, pudiéramos ser ocupados. Y ser ocupado da más miedo que ser bombardeado", apunta Drokina.
Con un cigarrillo entre los labios y sentado en su silla de ruedas, frente a su casa, un vecino de 69 años, con una pierna amputada, estima por su parte que las incursiones fueron "una idea estúpida".
"Tenemos menos gente que ellos (los rusos) y menos equipamiento (...) Y ellos te detectan inmediatamente con un dron", agrega el hombre, que pidió el anonimato.