Guadalajara, Jalisco.
La mañana del viernes 3 de marzo, el abogado y defensor del territorio wixaritari, Santos de la Cruz Carrillo, desapareció junto con su esposa y su hijo de tres meses, cuando recorría la carretera que va de Bancos de San Hipólito o Calitique, Durango, a Jesús María, en Nayarit.
De inmediato, organismos de la sociedad civil y habitantes de la comunidad de Bancos de San Hipólito, difundieron la desaparición de Santos de la Cruz, quien reapareció en Tepic, en las oficinas de la Fiscalía General.
Mediante un video que subió a Facebook, Santos afirmó que estaba bien de salud, al igual que su esposa y su bebé. Dijo que no podía dar explicaciones hasta no hablar con su familia y su comunidad.
Las carreteras y caminos rurales donde convergen los estados de Jalisco, Zacatecas, Nayarit y Durango, están convertidas en sitios inseguros para quienes las recorren. Algunos líderes de las comunidades wixaritaris y nayeris han sido desaparecidos en esa zona.
El caso ha sido denunciado mediante una carta entregada en febrero de 2021 a Josefina Bravo Rangel, comisionada para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México, sin que la inseguridad se haya disminuido.
“En razón de que se presentó una denuncia por desaparición y privación a la libertad de mi persona y mi familia, quiero manifestar bajo protesta de decir verdad que me encuentro en la Fiscalía General del Estado recibiendo todos los estudios necesarios. Primero se hizo una declaración y estudios de psicología, médicos. No quisiera adentrarme mucho a los hechos, en razón de que es un tema muy delicado y realmente complejo. Me gustaría platicarlo con mi familia, estando en casa, y con la gente de mi comunidad; pero estamos tranquilos, salvos y con vida afortunadamente”, expresó.
Santos de la Cruz Carrillo es originario de Bancos de Calitique o de San Hipólito, Durango y ha sido uno de los asesores principales en las gestiones de restitución de poco más de diez mil hectáreas que corresponden a los títulos virreinales, que datan de 1725, y que han sido la base para reclamar su separación del ejido San Lucas de Jalpa, Durango, un núcleo campesino mestizo que nunca quiso darles a los comuneros wixaritaris un estatus igualitario como posesionarios de esa fracción de su dotación ejidal.
La restitución, que se ganó en los tribunales varios años atrás, se realizó de forma pacífica entre el 20 y 22 de febrero pasados, bajo la dirección del tribunal agrario con sede en Durango.
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