Buenos Aires, Argentina.
De juguetería en juguetería y de ciudad en ciudad, Cecilia Rojas recorre la provincia de Buenos Aires en busca de al menos un regalo de Navidad para sus hijos, que este año celebrarán las fiestas en una de las peores crisis económicas de Argentina.
Rojas es psicóloga, tiene 47 años y vive con su pareja y sus dos hijos de 8 y 17 años en Ituzaingó, en la periferia de Buenos Aires. Trabaja en un centro educativo, pero completa sus ingresos con atención de pacientes y otras actividades ocasionales.
- Para que en la Nochebuena haya un regalo bajo el arbolito, Rojas buscó en Ituzaingó, pero también en las cercanas Morón y Castellar.
"Antes compraba en una cadena de jugueterías muy conocida, pero ahora busco en negocios más pequeños y de barrio para encontrar mejor precio", contó.
El hijo menor, "que aún cree en Papá Noel, escribió una carta inmensa". Aunque solo podrá comprarle un regalo de esa lista. "Él igual se pone contento", dice.
"Antes comprábamos más cantidad. Ahora es solo uno para cada uno, pero por suerte todavía tengo el privilegio de poder hacerlo", comenta.
La peor inflación
Argentina cierra este 2023 con la inflación más alta de sus últimos 30 años. Entre enero y noviembre acumula 132,8%, y la interanual es de 160,9%. Una devaluación de la moneda de 50% la semana pasada, con el recién inaugurado gobierno de Javier Milei, disparó aún más los aumentos de precios.
- La Cámara Argentina de la Industria del Juguete estima que en el año hubo incrementos entre 110% y 230%, dependiendo, del producto y su origen.
"Hay algunos juguetes nacionales que incrementaron parecido a la inflación, pero los importados superan el 200%" explicó Julián Benítez, gerente de relaciones institucionales de la Cámara.
Para poner fin a la inflación, un mal crónico de Argentina, Milei plantea medidas drásticas de recorte del gasto público en el equivalente a 5% del PIB.
El miércoles anunció un decreto múltiple de alcance gigantesco para derogar o modificar más de 300 leyes y normas, entre estas la de alquileres y la reforma laboral, lo que provocó un cacerolazo en diversos barrios de Buenos Aires y una manifestación espontánea frente al Congreso que se extendió hasta las 4 de la madrugada.
Alexandra Mazzei, una pedagoga de 49 años, fue una de las personas que protestó. "Lo que está pasando es un avasallamiento a las instituciones. Están hambreando al pueblo, están utilizando políticas que ya vivimos, que no funcionaron y que lo único que hacen es pauperizar a la clase trabajadora", sostuvo.
Todas las generaciones
Frente a la distorsión de precios, recorrer muchos lugares es obligatorio y tener familia grande ayuda, explicó Agustina Gago, madre de un niño de cuatro años.
"Caminás un poco y encontrás el mismo producto en diferentes negocios con precios distintos. Incluso llegué a encontrar buenas ofertas de los manteros (vendedores ambulantes) o en bazares", señaló Gago, de 23 años, quien estudia para ser maestra de preescolar y trabaja en una licorería.
"Este año vamos a comprarle un regalo gracias a la ayuda que nos dan las abuelas y bisabuelas, que por suerte tiene varias", refirió con una sonrisa.
Ruben Gerszonowicz, de 63 años, dueño de una juguetería de Buenos Aires, sostiene que en estas Navidades solo le piden lo barato. "Lo más caro ya ni lo traigo porque la gente no lo compra".
Las remarcaciones de precios son cosa casi diaria, pero Gerszonowicz trata de contener. "No puedo subir todo el tiempo. Los proveedores avisan antes de mandar mercadería que va a haber un incremento, pero yo no le puedo aumentar por anticipado a mi clientela porque no me compra", indicó.
Con 20 años en el negocio, esta es la primera vez que ve gente comprar con varias semanas de anticipación. Opina que el panorama no es bueno, pero piensa que es necesario "pasarla un poco duro" para que la economía se encamine, como ha prometido Milei.
Juguetes peligrosos
Frente a la constante subida de precios, la opción por juguetes más baratos hace que la oferta en los comercios incluya productos de dudosa procedencia.
"Hemos realizado inspecciones y encontramos muchos productos ilegales o de muy baja calidad", refirió Benítez, quien explicó que su uso implica riesgos para la salud como asfixia o intoxicación. "Te mareas solo de olerlos debido a los plásticos con los que están hechos", sentenció.
En Argentina hay unos 180 establecimientos productivos de juguetes que generan cerca de 8.000 puestos de trabajo directos e indirectos. La mitad de los artículos que se venden en las jugueterías son nacionales, según cifras de la Cámara.