Guadalajara, Jalisco.
Si una persona sufre de diabetes o COVID-19 debería recibir el mismo tratamiento en cualquiera parte del país, eso es ejercer una rectoría adecuada, lo cual no sucede a nivel nacional, es una práctica que “espanta” al representante de la Organización Panamericana de la Salud en México, Cristian Morales Fuhrimann.
En el debate "La salud en México" organizado por el Programa de Naciones Unidas para el desarrollo en la República Mexicana, Morales Fuhrimann explicó que el sistema mexicano está orientado al daño y no necesariamente a la promoción de la salud y a la prevención de la enfermedad.
En el debate, Laura Flamand, especialista en políticas de salud y profesora investigadora en el Colegio de México, señaló que el país solamente invierte 2.5% del Producto Interno Bruto en salud mientras que Brasil inyecta el 4% y Argentina 6.6%.
Además el gasto de bolsillo de las personas en la compra de medicinas es del 41% cuando el parámetro internacional es el 20%.
El COVID-19 llegó en la transición del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar, sin embargo, la inversión será menor para el nuevo esquema, con 72 mil millones de pesos.
En cuanto a la cobertura, México tenía un déficit que implica que 20 millones de personas no están cubiertas por ninguna institución de salud; el Seguro Popular cubría 55 millones de personas, pero solamente podían acceder a 264 procedimientos y 66 tipos de enfermedades catastróficas, añadió el representante de la OPS en el país.
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