Guadalajara, Jalisco
Los padecimientos cardiacos llevan anualmente a la muerte a 45 mil jaliscienses, de los cuales el sesenta por ciento fallecen en la Zona Metropolitana de Guadalajara, muchos de ellos, muchísimos, por falta de atención oportuna.
Esto a pesar de que la Ley de Salud exige que en cada sitio donde haya una concurrencia de 500 personas o más, exista un desfibrilador, sin embargo no lo hay, no obstante que cada uno de estos aparatos representa una oportunidad de vida para una o varias personas.
Colocar un aparato lo más cerca posible y capacitación a todas las personas, que por actividades cotidianas acudan o permanezcan en algún sitio público o privado, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, declaró el cardiólogo, Luis Manuel Espinoza Castillo, quien refiere lo que la concurrencia de este tipo de padecimientos representa.
El uso de un aparato desfibrilador, que emite una descarga eléctrica controlada para apoyar las labores de resucitación, prácticamente es decisivo entre vivir o morir. La falta de un aparato de estos y no tener capacitación, es como vivir o fallecer, explicó el doctor Espinoza Castillo.
Aunque se ha llevado a la ley la obligación de contar con un aparato en cualquier sitio de concurrencia masiva, esto no se ha convertido en política pública, porque aparentemente a los legisladores les parece muy complicado y solamente algunos gobiernos, como el de Tlajomulco, han adoptado la medida, de manera que en la Unidad Administrativa Municipal de Alberto Uribe Camacho, hay un desfibrilador en cada piso.
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