¿Mariachi, pizzas y una fiesta de cumpleaños en un puente peatonal? Es real, y sucedió en Guadalajara
Fotografía: cortesía




Guadalajara, Jalisco.

Regularmente, los puentes peatonales en la metrópoli se han consolidado como un espacio abandonado. Ya sea por sus malas condiciones o porque, debido a que carecen de luminarias, son zonas de las que se han apropiado los delincuentes para asaltar a los valientes que se atreven a usarlos. 

Pero la familia de Chuy Vicente decidió apropiarse de uno de ellos y celebrar la fiesta de cumpleaños de sus dos papás.

Y ahí, en pleno Periférico, en la Colonia El Bethel, de Guadalajara.

  • Mariachi, pizzas y alitas. Mesas, regalos y sonrisas. Arreglos florales, refrescos y cero alcohol. Y, por supuesto, decenas de personas asombradas porque un puente peatonal fue improvisado como un salón de eventos para celebrar a una pareja.
 

"Pues realmente el preparativo lo llevamos haciendo mi papá y yo le ayudé un poco. Desde hace como una semana antes fue viendo cómo íbamos a decorar y contratar quién fue la persona que iba a decorar. La comida que se iba a repartir y todo eso (...)

Como 35, más o menos, 30, pues realmente fue familia, más que nada".

Lo más interesante de esto es que el padre de Chuy solicitó permiso al Ayuntamiento, de tal forma que, aunque había patrullas que pasaban por el Periférico, ninguna autoridad los molestó durante el rato en que permanecieron ahí.

En todo caso, la reacción más grande vino de los peatones que, o bien se encontraban abajo del puente, o pasaban por él y se quedaron a admirar.

“Nos grababan. La gente que pasaba por ahí nos grababa. Y sí hubo varias personas que cruzaban por el puente, porque realmente no obstruíamos el paso y sí podían pasar por ahí. Y ya nos decían algunos comentarios como: ‘Ah, está muy lindo’ o cosas así, ¿sabes? (...)

Sí hubo varias patrullas que pasaron y todo, pero no.

En su opinión, fue “algo muy único” y que eventualmente podría repetirse.

Porque, lejos de recibir críticas, los vecinos y peatones comenzaron a celebrar la fiesta, cuyo video circuló de cuenta en cuenta a través de redes sociales, y que para nada fue improvisada, pero sí tuvo un ingrediente único: la verdadera apropiación del espacio público.

Y lo mejor: el siguiente cumpleaños de la familia podría incluirlo. Porque hay alicientes para repetir.

“Realmente ese puente es muy poco usado y realmente está muy oscuro. Entonces, siento yo que fue algo bueno porque en cierto punto podría darles más confianza a las personas en cruzar”.

Y entonces, ¿quién dijo que dejar la vergüenza de lado para apropiarse de un puente peatonal en desuso, pero con estructura firme, y convertirlo en un espacio de congregación ciudadana que aleje a los delincuentes y esté libre de comercio informal?