<app-location-line>Washington, Estados Unidos.</app-location-line>
"Gran parte del dinero de Wall Street se está invirtiendo en países autocráticos". ¿Es posible cambiarlo? Sí, mediante indicadores de referencia indexados a la calidad de la democracia, pero la opinión pública debe presionar como ocurrió con los bonos verdes, afirman expertos.
Para explicar este fenómeno basta un ejemplo: los fondos de pensiones, en su mayor parte, dan el dinero a administradores de activos que siguen una serie de puntos de referencia para decidir dónde lo colocan, pero no toman necesariamente en consideración el factor democracia a la hora de invertir.
"Los indicadores son la vía principal por la que, en general, todos nosotros en este momento financiamos una autocracia, aunque no sepamos que lo estamos haciendo", afirmó Marcos Buscaglia, fundador de Alberdi Partners y exanalista de Wall Street, durante un debate esta semana en Washington organizado por el Diálogo Interamericano, un grupo de reflexión.
Philippe Bolopion, director general de TOBAM, una compañía de gestión de activos, convino en que "gran parte del dinero de Wall Street se está invirtiendo en países autocráticos".
"Podría decirse que los inversores occidentales, los fondos de pensiones en Estados Unidos y Europa, están inyectando miles de millones de dólares en países autocráticos y esencialmente ayudando a los líderes autoritarios de esos países a sobrevivir y a prosperar, en algunos casos", declaró.
Pero los mercados son un organismo vivo y como tal se adaptan a la sociedad. Hace 20 años no se hablaba de 'bonos verdes' y no surgieron porque lo propusiera Wall Street, sino por presión social, señalaron los expertos.
Las cosas ya están cambiando y existen algunos activos que cotizan en bolsa (ETF, fondos indexados) que "son correctos para la democracia", afirma Buscaglia.
Pero "el mayor paso -dice- será cuando los indicadores (ndlr, los parámetros considerados a la hora de invertir) se corrijan en favor de la democracia".
Nicolás Saldías, analista de la unidad de inteligencia de la revista británica The Economist, considera que es complicado intervenir en la oferta porque las instituciones financieras son empresas que generan ganancias y deben rendir cuentas ante los accionistas si pierden oportunidades.
- La solución vendría más bien del lado de la demanda, por ejemplo a países para que emitan bonos basados en variables de calidad democrática.
Saldías es partidario de la emisión de bonos y créditos indexados a la democracia o a objetivos concretos, como la reducción de la pobreza.
La compañía en la que trabaja Bolopion intenta cambiar el rumbo tomando en cuenta "el factor de riesgo autocrático" a la hora de invertir.
"Soy el único experto en derechos humanos, todos los demás son matemáticos y estadísticos y hablan un idioma diferente al mío", afirma.
"Riesgo autocrático"
Es importante que "los demócratas consideren la autocracia como un factor de riesgo contra el que deberían intentar proteger su cartera", añade Bolopion, y asegura que TOBAM no invierte en empresas que cotizan en países autocráticos.
No todo es negro sobre blanco.
Muchas empresas de países democráticos tienen "gran parte de su negocio en China o a muchos de sus proveedores" allí, advierte Bolopion.
En su opinión, el secreto está en "minimizar la exposición".
Romina Bandura, experta del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales es partidaria, además, de elaborar un índice democrático en las agencias de calificación financieras y que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tomen en consideración el factor democracia al otorgar préstamos.
Buscaglia es "optimista". Se basa en que "uno de cada 2 dólares gestionados por inversores profesionales en (la zona) euro se gestiona a través de algún mandato ESG, y uno de cada 3 dólares en Estados Unidos".
Los ESG son los criterios que evalúan si una compañía es sostenible a nivel medioambiental, social y de gobernanza, un buen ejemplo de que se pueden incluir pautas para realizar una inversión.
América Latina
Si se aplicaran variables democráticas, América Latina podría beneficiarse por ser segura desde el punto de vista geopolítico. El nivel de homicidios es muy alto, sobre todo en Centroamérica, y existe mucha desigualdad, pobreza y corrupción, pero no hay guerras.
- Según Saldías, países como Uruguay, Costa Rica o Chile saldrían ganando porque "tienen democracias fuertes".
¿Pero cómo se mide la democracia?
"Los indicadores son importantes, pero no suficientes" y "debemos tener mucho cuidado de no castigar a un país de manera desproporcionada", advierte Saldías.
Cita el caso de Ecuador, donde una ola de violencia provocada por narcocriminales ha puesto en jaque al país. "Ahora es un régimen híbrido", con "elecciones libres y justas" pero "la calidad de la democracia más débil".
Saldías lanza una idea al aire: dar a las democracias consolidadas "beneficios en los mercados globales".
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