Mogadiscio, Somalia.
La explosión de un coche bomba dejó este sábado 76 muertos y decenas de heridos en un barrio muy concurrido de Mogadiscio, en uno de los ataques más sangrientos perpetrados en la capital de Somalia, escenario habitual de atentados islamistas.
El ataque tuvo lugar en una zona de intenso tráfico, cerca de un puesto de control de las autoridades y de una oficina de impuestos. El lugar quedó cubierto de escombros y de vehículos calcinados.
"El número de víctimas mortales que hemos podido confirmar hasta el momento es de 76. También hay 70 heridos. Pero el balance podría empeorar", dijo a la AFP Abdukadir Abdirahman, director de un servicio privado de ambulancias.
Un responsable de la policía, Ibrahim Mohamed, calificó la explosión de "devastadora".
El presidente somalí, Mohamed Abdullahi Farmaajo, condenó el ataque en unas declaraciones emitidas por la agencia nacional de prensa SONNA.
"Este enemigo intenta aplicar la voluntad destructora del terrorismo internacional, nunca han hecho nada positivo por nuestro país [...]", declaró. "Todo lo que hacen es destruir y matar, y [los somalíes] lo saben bien", añadió.
El alcalde de Mogadiscio, Omar Mohamud Mohamed, declaró por su parte en una rueda de prensa que todavía se desconocía el número exacto de muertos pero que el ataque habría dejado en torno a 90 heridos.
"Más tarde, confirmaremos el número exacto de muertos, pero será importante. La mayoría de los fallecidos son estudiantes inocentes y otros civiles", señaló.
Según el responsable policial Ibrahim Mohamed, "dos ciudadanos turcos, que al parecer eran ingenieros civiles implicados en la construcción de carreteras, se encuentran entre los fallecidos".
En Ankara, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, confirmó que dos ciudadanos turcos "perdieron la vida en el cruel atentado terrorista perpetrado en Mogadiscio". Y el ministerio de Defensa informó también en Twitter del envío de un avión militar turco a Somalia con personal y ayuda médica.
- "Cuerpos irreconocibles" -
Un testigo, Muhibo Ahmed, declaró que "había mucha gente, también estudiantes que iban en autobús y que pasaban por la zona cuando ocurrió la explosión".
"Todo lo que podía ver eran cuerpos desperdigados [...] y algunos, calcinados, irreconocibles", indicó otro testigo, Sakariye Abdukadir.
El atentado, que de momento no fue reivindicado, se produjo en un contexto de intensa actividad del grupo islamista Al Shabab, afiliado a Al Qaida.
Los insurgentes prometieron derrocar al gobierno somalí, que cuenta con el apoyo de la comunidad internacional y de 20 mil efectivos de la fuerza de la Unión Africana en Somalia (Amisom).
Al Shabab emergió de la Unión de Tribunales Islámicos, que antaño controlaba el centro y el sur de Somalia, y se estima que en la actualidad contaría con entre 5 mil y 9 mil miembros.
El grupo islamista fue expulsado de Mogadiscio en 2011, tras lo cual perdió la mayor parte de sus bastiones. Sin embargo, sigue siendo poderoso en algunas partes del país, donde lleva a cabo operaciones de guerrilla y atentados suicidas, incluyendo la capital. Sus ataques van dirigidos contra objetivos gubernamentales, de las fuerzas de seguridad y civiles.
Hace dos semanas, cinco personas murieron en un ataque de Al Shabab en un hotel de Mogadiscio, muy frecuentado por políticos, militares y diplomáticos, que estuvo tomado por los islamistas durante horas.
Desde 2015, se han perpetrado 13 atentados en Somalia, cuyo balance iguala o supera los 20 muertos, once de los cuales en Mogadiscio, según un recuento de la AFP.
El atentado más sangriento de la historia de Somalia tuvo lugar en octubre de 2017, cuando un camión bomba estalló en la capital, lo que acabó con la vida de 512 personas e hirió a 295.
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