Por Andrea Prado
A lo largo de estas entregas hemos reconstruido con la ayuda del doctor en Historia Juan Pio Martínez, la historia referente a la construcción del ayuno dentro de los días de Cuaresma. Así, hemos visto cómo en un principio tanto la duración de esta práctica como la naturaleza de la misma, fue tema de particular discusión y negociación entre la institución, es decir, la iglesia Católica, y las personas que decidían o en su caso, eran obligadas a ayunar.
Asimismo, vimos la manera en la que la relajación del ayuno en la Ccuaresma estuvo presente desde los inicios de la misma. Tras el transcurrir de unos cuantos minutos, nos trasladamos hasta el siglo XIX, época en la que tanto el capitalismo como el ateísmo se desarrollan de manera más extensa, y junto con ellos la relajación en el ayunar.
«Así pues la mitigaciones, no observar la cuaresma, se han venido haciendo más intensas durante los últimos siglos. Una de las cuestiones que han hecho que se de ese relajamiento, como ya lo vimos es el de la colación; entre otras cosas se introdujo la costumbre por ejemplo de tomar una taza de líquido café, té o incluso chocolate, que habría que decir que el chocolate llamaba la atención porque igual que la carne es un producto que despierta las bajas pasiones, o al menos así los consideraban desde que se conoce el chocolate y sobre todo en el periodo colonial, al menos es muy sabido que el chocolate fue perseguido y proscrito y prohibido y todo, aunque paradójicamente por otro lado fueron los monasterios y en los conventos en donde el chocolate tuvo su espacio, donde se volvió el alimento más suculento, más socorrido y más buscado por todos los religiosos, aun cuanto a la prohibición que pudiera haber, bueno y ya vemos que en época cuaresmal incluso se vuelve un alimento permitido».
Y es que de igual manera, los días de ayuno dentro de la cuaresma se han modificado un tanto, reduciéndose en los tiempos más cercanos a nuestros época, el número de los mismos; en ese mismo sentido, el doctor Pio Martínez agrega:
«En lo que toca los tiempos más cercanos de la Cuaresma, la santa sede ha concedido sucesivos indultos para permitir la carne como alimento en la comida principal, primero los domingos y después en dos, tres, cuatro y cinco días de la semana, hasta casi abarcar todo el periodo. Más recientemente, el jueves santo en el que siempre se había prohibido la carne, ha venido a ser beneficiario de la misma indulgencia, es decir, conforme pasa el tiempo, este tipo de prohibiciones que había o este rigor religioso de cuidar el ayuno pues ya se ha relajado demasiado».
Pues bien, ahora nos preguntamos, ¿qué tan relajada se vive la Cuaresma el día de hoy si se le compara con las primeras manifestaciones de su institución?
«A final de cuentas, y ya como para cerrar este conversación, creo que la cuestión de la Cuaresma, que implica esta actitud de ayunar y todo, me parece que ha quedado totalmente relegada, es esta idea de que debería de ser de penitencia, pues realmente vemos una relajación de costumbres total. La gente, yo he escuchado algunos comentarios de algunas personas que hasta se alegran cuando llega la Cuaresma, pero no porque tengan que ayunar, como ya veíamos con Brillat- Savarin, que la gente se quejaba de que tenían que ayunar y se sentían mal y todo esto. Ahora tu ves que se alegran porque saben que los platillos que se preparen en este momento periodo, hay algunos muy suculentos y ese tipo de cosas. Entonces, pues, buen provecho en estos golosos días cuaresmales».
De esta manera, podemos contrastar el pasado con el hoy, observar los cambios y continuidades del ayuno durante esta Cuaresma, que ya está a punto de terminar.