Madrid, España
Extremidades superiores amputadas al enemigo exhibidas públicamente como trofeos, cuerpos masacrados a golpes... Un estudio liderado por la investigadora española Teresa Fernández Crespo ha desvelado la violencia inusitada con la que se celebraban las victorias bélicas en el Neolítico.
El hallazgo, descrito este martes en la revista Science Advances, desafía las teorías existentes hasta ahora sobre los conflictos prehistóricos, al ofrecer una visión muy exhaustiva de la vida y muerte de las víctimas del que pudo haber sido uno de los primeros festejos del triunfo en una guerra europea.
La investigación se ha centrado en dos yacimientos, Achenheim y Bergheim, situados a unos 50 kilómetros de distancia entre sí en la región francesa de Alsacia.
Los restos encontrados tienen una antigüedad de entre 4.300 y 4.150 años antes de Cristo (a. C.) y los investigadores los han comparado con los de otros diez yacimientos de la zona para poder llegar a sus conclusiones.
- La investigadora de la Universidad de española de Valladolid (asociada también en la Universidad de Oxford) es experta en el estudio de la violencia y la desigualdad social en la Prehistoria y se interesó en este proyecto por “la violencia tan excesiva que presentaban los restos: cráneos completamente desarmados por los golpes o una colección de brazos izquierdos amputados”, explica en una entrevista con EFE.
Reconstruir vidas del pasado
Los restos humanos aparecieron en fosas circulares, en el caso Achenheim eran de hombres en edad de combatir y en el de Bergheim había también restos de alguna mujer y de adolescentes.
En ambos había, por un lado, esqueletos completos con signos de violencia "innecesariamente excesivos" y, por otro, segmentos de extremidades superiores izquierdas amputadas.
“Esta combinación de evidencias es única y no encaja con las masacres o ejecuciones documentadas anteriormente en el Neolítico europeo”, subraya Fernández Crespo, que ha dirigido los trabajos junto a investigadores de Bélgica, Francia y el Reino Unido, con el apoyo de la empresa emergente española Arkikus, pionera en el desarrollo de tecnologías de reconstrucción del pasado.
Fernández Crespo es experta en una de las técnicas más avanzadas para descifrar el pasado: el análisis isotópico de dientes y huesos, lo que le permite reconstruir las biografías de personas que vivieron hace miles de años.
Los investigadores analizaron los isótopos estables de carbono, nitrógeno y azufre del colágeno de los huesos y dientes de las víctimas; y los isótopos de oxígeno, carbono y estroncio que contenía el esmalte de los dientes.
A continuación, compararon sus resultados con los de otros restos de la región de esa misma época pertenecientes a personas que recibieron un entierro convencional. Y estudiaron muestras de animales y plantas en la Alsacia actual para establecer una especie de cronología geológica, técnicamente llamada ‘línea de base isotópica local’.
Cómo eran las víctimas
Los resultados han permitido reconstruir la dieta, el origen social y la procedencia geográfica de estos ‘caídos en combate’ del Neolítico tras ser sometidos a una violencia extrema.
Gracias a eso, se ha visto que las víctimas no eran locales, al contrario, se habían movido mucho más, tuvieron una dieta más cambiante y un mayor estrés fisiológico debido a esos movimientos.
“Su estilo de vida era sustancialmente distinto, lo que refuerza la hipótesis de que eran forasteros”, señala la investigadora.
Los resultados también revelan diferencias claras entre los esqueletos completos de las víctimas y los restos pertenecientes a extremidades izquierdas amputadas, que indicarían que proceden de grupos que fueron tratados de forma distinta de acuerdo con su origen.
Así, las extremidades superiores amputadas presentaban valores isotópicos de azufre relativamente bajos y muy similares entre sí, que coinciden con los valores de las ‘no víctimas’, lo que podría indicar que esos individuos procedían de la misma zona, el norte de Alsacia.
Por el contrario, la mayoría de los esqueletos completos de víctimas tenían valores de azufre más altos, compatibles con los del centro de Alsacia.
Deshumanizar al enemigo
“Creemos que las extremidades amputadas (brazo izquierdo completo en todos los casos) eran trofeos de enemigos caídos en la batalla y transportados a la aldea para su exhibición pública” apunta la investigadora española.
Por el contrario, los individuos de los que se conservan esqueletos completos podrían ser de prisioneros que fueron llevados vivos al pueblo para ser cruelmente torturados y sacrificados durante la celebración de una victoria bélica.
“Aunque el Norte y el Centro de Alsacia constituyen el espacio geográfico con el que más ‘casan’ los isótopos, los restos podrían venir también de otros lugares como la llamada cuenca parisina”, apunta la investigadora.
Este violento ritual para celebrar una victoria bélica tendría como objetivo “deshumanizar al enemigo, exhibir venganza, hacer exaltación del poder y reforzar la cohesión social, para que la comunidad siguiera apoyando estas atrocidades”, concluye Fernández Crespo.
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