Guadalajara, Jalisco.

Fue presentada la serie editorial Biblioteca Tapatía, que reúne algunos textos que resaltan la importancia histórica de la capital de Jalisco, y que también mantienen señalamientos a las transformaciones de la ciudad con el paso del tiempo, hacia el crecimiento demográfico y la modernidad.

Para el lanzamiento de estos libros, con el Gobierno de Guadalajara colaboraron la Cámara de Comercio de Guadalajara y el Instituto Cultural Ignacio Dávila Garibi, y de este último, Miguel Ángel Domíngiez, su presidente, apeló a la importancia del pasado para destacar el valor editorial que se encuentra en esta nueva colección de libros.

“Estas obras nos dejan ver que el pasado no es algo, sino que se puede dejar atrás, desde luego que no. Es algo de lo que se aprende para poder construir un mejor futuro para todos, siempre tenemos algo que aprender, todos los días, y estos eruditos con sus obras nos dan esa oportunidad de enriquecernos, y leerlos una y otra vez".

Los cuatro textos que conforman esta serie editorial son:

“Guadalajara vista por otros”, de Juan José Doñán, en donde ha reunido las perspectivas de 14 personajes, acerca de las y los tapatíos, de sus comportamientos y de las distintas épocas que han vivido. Invita a reflexionar sobre las transmutaciones de una región percibida como provinciana, pero que se ha convertido en una urbe.

En “Aquella perla. Guadalajara a mitad del siglo XX” de Alberto Gómez Barbosa, es donde se abre una puerta para apreciar a la capital tapatía hace 70 años, y así, estar frente a todo aquello que era diferente en esta ciudad, esas costumbres donde algunas aún no han muerto, pero otras simplemente han desaparecido.

“Crónicas de la tierra mojada”, escrito por Ulises Zarazúa, donde se perciben ideas sobre la modernidad de este siglo, como la globalización y su progreso, el crecimiento poblacional y las nuevas formas de pensamiento, así como una mirada desde lo económico también.

Y “El puente de las damas”, de Enrique Ibarra, que se convierte en un escape para el patrimonio cultural de Jalisco, donde se habla de la historia de un puente para unir dos partes de la ciudad, habitadas por la comunidad criolla y mestiza, con su barrio más antiguo, y habitada también por la comunidades de los pueblos originarios. Ese puente fue la primera obra pública en Jalisco.