Hinchadas de fútbol, la inesperada oposición al ajuste de Milei en Argentina
Luis ROBAYO / AFP




Buenos Aires, Argentina

Los hinchas de fútbol que marcharon junto a los jubilados contra el ajuste fiscal de Javier Milei en Argentina fueron acusados de "desestabilizadores" por el gobierno. Pero en cuestión de días esta inédita alianza se ha convertido en catalizadora del descontento social.

Las imágenes del miércoles pasado en Buenos Aires recorrieron el mundo: simpatizantes de clubes rivales, en un país donde desde hace años los partidos se juegan sin público visitante, se unieron en una protesta que terminó en violentos incidentes con la policía.

El gobierno dijo que los disturbios buscaban "una especie de intento de golpe de Estado". Así justificó la dura represión que dejó decenas de heridos, el más grave un reportero gráfico con fractura de cráneo por el disparo de una bomba lacrimógena.

La inédita convocatoria y su violento desenlace es objeto de interpretaciones polarizadas.

Para unos, los hinchas dejaron de lado su rivalidad por la defensa de "los abuelos", sistemáticamente reprimidos durante sus protestas de cada miércoles exigiendo la recomposición de sus devaluadas pensiones. Para otros, los desórdenes fueron obra de "barrabravas" (hinchas violentos) y "agrupaciones de izquierda violentas", como dijo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Un centenar de detenidos, ninguno de ellos 'barrabrava', fue liberado horas después por falta de pruebas según una jueza a la que el gobierno acusó luego de "prevaricato" y "encubrimiento". Otros 26 arrestados "tenían causas" previas, según Bullrich.

"Estaremos de nuevo"

La advertencia de prohibir el ingreso a las canchas en caso de ser arrestados por disturbios no sirvió para detener a los hinchas, organizados nuevamente a través de las redes sociales para manifestarse este miércoles.

"Si piensan redoblar la represión, habrá que triplicar la participación. Los hinchas estaremos de nuevo el miércoles junto a los jubilados", dijo a la AFP Fernando Vivas, empleado de comercio de 55 años e hincha del popular Boca Juniors que marchó junto a otros seguidores de una treintena de clubes.

"Tenemos derecho a reclamar por las causas que creemos justas", agregó.

La convocatoria a todas las hinchadas surgió semanas atrás cuando un jubilado con la casaca del club Chacarita fue gaseado por la policía en la habitual marcha frente al Congreso.

Hinchadas de fútbol, la inesperada oposición al ajuste de Milei en Argentina

Luis ROBAYO / AFP

Claudio Godoy, un profesor de 64 años que marchó como hincha de Racing Club, explicó que "el que va a las canchas conoce el folclore visceral del fútbol, no teme a la policía y está acostumbrado a contextos violentos".

La protesta futbolera tuvo "una dosis de espontaneidad" pero también de "oportunidad política", que permitió poner en agenda la causa de los jubilados, dijo a la AFP Iván Schuliaquer, politólogo de la Universidad Nacional de San Martín.

Además, "sin ser la más numerosa de las marchas que hubo contra el gobierno, fue la más importante porque fue la más violentamente reprimida", declaró Sergio Morresi, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de San Pablo.

Imagen en el exterior

Para Diego Murzi, doctor en Ciencias Sociales, la marcha "no hubiera tenido tanta relevancia si no fuera por el lugar central que ocupa el fútbol".

"La crisis de representación del espacio opositor es tan grande que cualquier chispa colectiva enciende la pólvora", dijo, y explicó que los clubes son caja de resonancia de la vida política.

Tras los disturbios, Milei defendió a las fuerzas de seguridad: "Los buenos son lo de azul" (la policía) y los malos quienes "queman autos y amenazan a toda la gente porque no quieren perder sus curros (favores del Estado)", aseguró.

Para Morresi, "la escenificación de una marcha vehemente y de una represión salvaje increíblemente les sirve a las dos partes porque los opositores se ven fortalecidos, victimizados, y los que apoyan al gobierno ven en la represión, aún desmedida, algo no solo a tolerar sino a alentar".

Pero lo que pasó "no fue para nada bueno para el gobierno", advirtió Morresi, porque "mella su imagen hacia el exterior" en momentos en que el gobierno discute, por ejemplo, un nuevo préstamo con el FMI para recomponer sus débiles reservas.

Morresi recordó que gran parte del apoyo a Milei se basa en su éxito para estabilizar la macroeconomía y bajar la inflación (del 211% en 2023 a 118% al año siguiente). Pero esa estabilidad "está atada a que cierre rápidamente el acuerdo con el FMI", opinó.