Lince rojo, la garra en el crepúsculo




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Por Roberto Castelán López

Tiene una amplia distribución por todo Norteamérica, yendo desde Canadá, hasta el sur de México, y recorriendo los Estados Unidos de costa a costa. Prospera en ecosistemas muy variados, como lo son bosques, zonas semiáridas, pantanos e incluso en suburbios o cerca de regiones urbanizadas.

Es muy sabida su presencia en el estado Jalisco, quizá sea el gato salvaje más avistado por las poblaciones humanas, sin embargo, sigue siendo un animal esquivo, más difícil de observar que la gran mayoría de mamíferos en las regiones de occidente.

También llamado “gato montés”, pertenece a un género conocido y aceptado hoy en día como Lynx, a la familia Felidae y al orden Carnívora. Ha compartido territorio con otra especie de Lince durante mucho tiempo, y aunque los traslapes ocurren más bien en el país vecino del norte, los hábitos de ambos están moldeados, por así decirlo, para subsistir uno en presencia del otro.

Por ejemplo, la especie norteña, el lince Canadiencie o Lynx canadensis, está adaptada para vivir en zonas de grandes nevadas, ya que tiene la capacidad de cambiar su pelaje con la temporada para preparar unos peludos chanclos en las patas que le permiten desplazarse con mayor facilidad sin hundirse. Es por ello que no encontramos al lince rojo viviendo por encima de los 3,600 metros sobre el nivel del mar.

Sin autor_Naturalista

Mientras el lince canadiense caza de día, el lince rojo lo hace al crepúsculo o en las primeras horas de oscuridad. También se cree que el lince rojo es más agresivo, debido a que es más pequeño y necesita defender su amplio territorio y sus presas cuando está latente la presencia del lince canadiense.

En esta región semiárida, encontramos únicamente al lince rojo. Se le puede distinguir por la coloración café rojiza y moteada de su pelaje, y por su tamaño mediano equivalente al de dos gatos domésticos. La región ventral es más bien clara, casi blanca, con manchas más alargadas en las extremidades que en el cuerpo.

Su cola es muy corta, y tiene la punta de color negro. Las orejas también tienen las puntas negras, pero son alargadas y rectas con los extremos redondeados, además de un característico mechón de pelo negro muy puntiagudo por encima del tejido. Su altura (a los hombros) en la cruz es de entre 45 y 60 cm, y tiene una longitud máxima de 95 cm.

Pesa alrededor de 13 kilogramos, aunque estas medidas varían dependiendo de la zona en la que habite. Se observa una variación mayor en el tamaño para los individuos que viven en zonas abiertas que para los habitantes de bosques o regiones meridionales. Por esta misma razón, se han propuesto muchas subespecies para Lynx rufus.

En los Altos de Jalisco, quizá encontramos a la subespecie Lynx rufus escuinapae.

Su dieta en México ha sido muy estudiada. No cabe duda que sus presas preferidas son las liebres y los conejos, animales conocidos en la literatura como lagomorfos. No obstante, su dieta también la constituyen aves, roedores, cervatillos y algunos reptiles.

Las hembras tienen de cuatro a cinco crías por camada, después de un periodo de gestación de 50 días. A las 10 ó 12 semanas ocurre el destete, pero los cachorros permanecen con su madre para aprender a cazar. En su edad adulta, les espera una vida muy solitaria.

Es una especie recientemente amenazada, sin embargo, su capacidad de adaptarse a los ambientes cambiantes le permite salir adelante como depredador en lugares donde otros se han ido.

El gato montés tiene una relación muy especial con sus ecosistemas, para los mamíferos más pequeños es una pesadilla, y para el hombre, quizá, solo es un espíritu de la montaña.