Las Huertitas, entre la mala planeación y el olvido




Por Paúl Martínez Facio

Vivir en Las Huertitas ha significado en los últimos años asentarse en una zona de carestías. Los fraccionamientos que desde hace aproximadamente 15 años se vienen construyendo en el área, parecen condenados a repetir los mismos problemas una y otra vez.

María Romero, vecina de la zona desde hace 11 años, comparte su caso y el de su familia sobre el desabasto de agua potable:

«Somos seis personas (en la casa) y pues la necesitamos (para el) baño, lavado de trastes, excusado, aseo personal, todo ese tipo de cuestiones. Hay días enteros en que no tenemos gota de agua en la casa, una manera que hemos buscado de solucionar cuando llega, es con una cubeta, con una tina… ponerla a llenar, a una altura abajo, plenamente casi al piso, y de ahí tuvimos que comprar una bomba para poder subirla al tinaco, esto nos genera un gasto tanto en la parte de la electricidad, porque se lleva tres, cuatro, cinco, seis veces, tratar de llenar la tina y subirla al tinaco, para medio completar el día en las actividades donde las necesitamos».

Su caso no es el único ni por mucho excepcional en el área. El asentamiento que se ha erigido sobre lo que anteriormente fueron tierras de cultivo, y que por ende no estaban preparadas para una densificación poblacional, ha sufrido un constante desabasto del vital líquido, problema al que sólo se le han dado soluciones parciales. Esto es lo que comparte Olivia, residente de uno de los fraccionamientos de la zona:

«Al principio sí solucionan, pero vuelve a resalir el problema del agua, o sea no ha sido una solución concreta en donde ya se digan “ya no va a faltar el agua”, y con las nuevas construcciones que están haciendo, los nuevos fraccionamientos, muchas casas las que se están haciendo, mi pregunta es ¿a esas casas les va a pasar lo mismo que a nosotros? ¿O de dónde les van a dar agua, de dónde la van a sacar?».

La situación se agrava, pues a la mala planeación se le ha aparejado la poca calidad con que se construyeron estos fraccionamientos, y la negligencia de las autoridades al inspeccionar y recibirlos. En el caso de Las Huertitas, poco o nada se supervisó la calidad de los pavimentos empleados para la construcción de sus calles, pues el deterioro comenzó a mostrarse al poco tiempo de ser entregados.

Esto nos comparte Jesús, vecino del área desde hace 10 años:

«Viene uno emocionado con el fin de agarrar una casita dónde vivir, no te fijas en nada, ves alrededor y todo lo ves en gloria, pero ya con la marcha del tiempo se va dando uno cuenta de las malas condiciones en que dejan las cosas. Ya nada más les echan una (capa de asfalto) por encima, así nomás para entregar la colonia, pero ya en dos tres meses que empezó a haber el flujo de vehículos, entonces ya se fue viendo el bacheo que estaban en pésimas condiciones las calles, donde quiera es lo mismo, el de la constructora lo que quiere es entregar y se deslinda de responsabilidades, le avientan la bronca al municipio, ¿qué hace el municipio? Te olvida…».

Olvido del que sus calles dan fe y del que los vecinos tienen que pagar las consecuencias, pues mencionan, la mala calidad de las vialidades tiene consecuencias en sus vehículos y finalmente afecta los bolsillos de los residentes:

«Porque ya ni siquiera pavimentan, es un bacheo que en la primera lluvia, otra vez y otra vez, tiene uno que andar rodeando para irse por las calles mejorcitas. Tengo que pasar por aquí, porque por allá mi carro pega, y se me descompuso, una vez se me rompió la charola de no sé qué, y se me tiró todo el aceite… ¿Por qué?, gracias a un bache, ¿quién te lo arregla? Nadie. ¿Sabes cuánto me va a tardar que el gobierno me arregle el carro?, mMejor lo arreglo yo», comparte uno de los vecinos.

Aunado a esto, el asentamiento no cuenta con una sola vialidad en buenas condiciones que conecte a la población con el resto del municipio, el caso más extremo puede ser el de Villas del Sol, fraccionamiento de reciente construcción y del que uno de los accesos principales, atraviesa, literalmente, el Arroyo del Guaricho.